“La Economía, en su estado actual, es irrelevante o inadecuada para enfrentarse con los problemas de política económica que presenta el mundo moderno, y los economistas son precisamente los profesionales de este oficio”, decía D. M. Winch al finalizar su obra
Economía analítica del bienestar.
En realidad, el análisis de las relaciones entre el reinado esotérico del espacio de la utilidad, en el que el objetivo existe conceptualmente, y las cuestiones que se plantean diariamente a la política económica, requiere el uso de una teoría económica compleja.
De ahí que el presente trabajo recurra al análisis de un universo integrado por agentes de decisión económica y por agentes de decisión política. Entre los primeros se cuentan: los consumidores y las empresas, y, entre los segundos: los electores, los partidos políticos y el gobierno.
Para tal efecto parte de supuestos simplificadores:
a)Que el comportamiento de los primeros obedece a una racionalidad económica.
b)Que el comportamiento de los segundos obedece a una racionalidad política.
c)Cada uno de los agentes persigue sus propios objetivos particulares.
d)Todos los agentes están bien informados.
Con respecto al punto (c): los consumidores tratan de maximizar su utilidad, las empresas aspiran a maximizar su ganancia o beneficio; los electores tratan de elegir un gobierno que les proporcione la máxima renta de utilidad, los partidos políticos tratan de maximizar la captación de votos de los electores para poder acceder al gobierno y disfrutar del poder y la renta que de su posesión se deriva, el gobierno trata de maximizar sus votos de apoyo que le permita su reelección en el gobierno.
El contexto de operaciones de nuestros agentes es un sistema económico-social caracterizado por una economía de libre mercado y un sistema de gobierno democrático.
El análisis de las interrelaciones de los agentes en la búsqueda de sus propios objetivos se realiza a través de un modelo macroeconómico basado en la teoría de valor trabajo.
La relación de esta búsqueda con el bienestar social no es directa sino incidental, de forma tal que el óptimo de este bienestar resulta siendo un derivado secundario de la búsqueda racional de los múltiples objetivos particulares.
Para evitar que la relación de esta búsqueda conflictiva sea destructiva, las sociedades democráticas han adoptado un marco general de comportamiento consensuado plasmado en la constitución cuyos parámetros varían dependiendo de la sociedad de que se trate.
El presente trabajo trata de mostrar que, si bien existe una aspiración general al bienestar social, las motivaciones privadas y el comportamiento racional en una sociedad de intereses conflictivos, no conducen directamente a él. En una sociedad democrática tal aspiración puede cristalizarse a través de un proceso político en el que el logro de un óptimo político, bajo condiciones muy especiales, puede producir como un derivado suyo, un óptimo de bienestar social.
En la realidad el camino hacia tal logro, es un camino brumoso, cubierto por una niebla de incertidumbre y acechado por sesgos de carácter político y también de carácter económico. Pero el riesgo mayor que tiene que enfrentar un gobierno en su propósito de conseguir un óptimo político está constituido por perturbaciones financieras derivadas de disfuncionalidades monetarias, como se verá en los capítulos correspondientes.
La función de la ciencia económica en esta maraña de factores de riesgo es disipar la niebla de incertidumbre que cubre el camino hacia el óptimo de bienestar social, fin supremo de toda sociedad.
*************
Gilbert Teobaldo Díaz Díaz
Nació el 10 de Julio de 1950, en Cajamarca - Perú
Realizó estudios primarios y secundarios en Cajamarca.
Se graduó de Economista en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Ha publicado dos libros:
- Enfoque Teórico de la Inflación
- Racionalidad Económica, Política y Bienestar Social.
Economía analítica del bienestar.
En realidad, el análisis de las relaciones entre el reinado esotérico del espacio de la utilidad, en el que el objetivo existe conceptualmente, y las cuestiones que se plantean diariamente a la política económica, requiere el uso de una teoría económica compleja.
De ahí que el presente trabajo recurra al análisis de un universo integrado por agentes de decisión económica y por agentes de decisión política. Entre los primeros se cuentan: los consumidores y las empresas, y, entre los segundos: los electores, los partidos políticos y el gobierno.
Para tal efecto parte de supuestos simplificadores:
a)Que el comportamiento de los primeros obedece a una racionalidad económica.
b)Que el comportamiento de los segundos obedece a una racionalidad política.
c)Cada uno de los agentes persigue sus propios objetivos particulares.
d)Todos los agentes están bien informados.
Con respecto al punto (c): los consumidores tratan de maximizar su utilidad, las empresas aspiran a maximizar su ganancia o beneficio; los electores tratan de elegir un gobierno que les proporcione la máxima renta de utilidad, los partidos políticos tratan de maximizar la captación de votos de los electores para poder acceder al gobierno y disfrutar del poder y la renta que de su posesión se deriva, el gobierno trata de maximizar sus votos de apoyo que le permita su reelección en el gobierno.
El contexto de operaciones de nuestros agentes es un sistema económico-social caracterizado por una economía de libre mercado y un sistema de gobierno democrático.
El análisis de las interrelaciones de los agentes en la búsqueda de sus propios objetivos se realiza a través de un modelo macroeconómico basado en la teoría de valor trabajo.
La relación de esta búsqueda con el bienestar social no es directa sino incidental, de forma tal que el óptimo de este bienestar resulta siendo un derivado secundario de la búsqueda racional de los múltiples objetivos particulares.
Para evitar que la relación de esta búsqueda conflictiva sea destructiva, las sociedades democráticas han adoptado un marco general de comportamiento consensuado plasmado en la constitución cuyos parámetros varían dependiendo de la sociedad de que se trate.
El presente trabajo trata de mostrar que, si bien existe una aspiración general al bienestar social, las motivaciones privadas y el comportamiento racional en una sociedad de intereses conflictivos, no conducen directamente a él. En una sociedad democrática tal aspiración puede cristalizarse a través de un proceso político en el que el logro de un óptimo político, bajo condiciones muy especiales, puede producir como un derivado suyo, un óptimo de bienestar social.
En la realidad el camino hacia tal logro, es un camino brumoso, cubierto por una niebla de incertidumbre y acechado por sesgos de carácter político y también de carácter económico. Pero el riesgo mayor que tiene que enfrentar un gobierno en su propósito de conseguir un óptimo político está constituido por perturbaciones financieras derivadas de disfuncionalidades monetarias, como se verá en los capítulos correspondientes.
La función de la ciencia económica en esta maraña de factores de riesgo es disipar la niebla de incertidumbre que cubre el camino hacia el óptimo de bienestar social, fin supremo de toda sociedad.
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Gilbert Teobaldo Díaz Díaz
Nació el 10 de Julio de 1950, en Cajamarca - Perú
Realizó estudios primarios y secundarios en Cajamarca.
Se graduó de Economista en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Ha publicado dos libros:
- Enfoque Teórico de la Inflación
- Racionalidad Económica, Política y Bienestar Social.
