La capacidad de hablar en público es una habilidad dada por Dios y debe ser bien administrada. Es uno de los poderes que tiene el hombre para cambiar la vida de las personas a su alrededor. A través de los discursos se han motivado a los ejércitos y movilizado a los pueblos para hacer lo que era necesario hacer según las circunstancias. Nada puede compararse a una buena voz, pero también un buen argumento a la hora de negociar o convencer. Porque la palabra autorizada, convincente y bien ordenada del buen orador, atrae y persuade a la mente que está atenta.
Este sitio es seguro
Usted está en un sitio seguro, habilitado para SSL. Todas nuestras fuentes son constantemente verificadas.