A mediados del siglo XIX, Orlando Brown y su esposa Virginia se trasladan a una isla apartada del ajetreo de la metrópolis en busca de una existencia pacífica que les permita solventar sus problemas conyugales y conseguir la descendencia que tanto desean.
Lo que ignoran es que, en la gran casona en la que se disponen a vivir, ciertas presencias misteriosas encarnarán a sus propias conciencias, despertando fantasmas pretéritos y oscuros recuerdos de sus años menos felices.
Alejandro y Jaime, dos ancianos que les reciben a su llegada a la casa, se ocuparán de ellos todo el tiempo, compartiendo sus aficiones, escuchando comprensivamente sus penas e inquietudes y, sobre todo, controlando los brutales arranques de furia que nacen de las constantes disputas entre el matrimonio.
La vida en la isla, poco a poco, se va tornando insoportablemente claustrofóbica para Orlando y Virginia Brown. Tanto es así, que ambos se sumergen en sus recuerdos para bucear en el pasado y descubrir qué paso en falso pudieron haber dado para desencadenar la situación actual.
El señor Brown, entonces, revive sus traumáticas experiencias en la guerra civil, los castigos humillantes y vejatorios a los que le sometió su suegro -coronel en el ejército durante el conflicto bélico-, y el inmenso peso que supone para su conciencia el haber acabado con la vida de muchos hombres en el campo de batalla.
Cuando, tras largos años de espera, por fin el matrimonio consigue concebir un hijo, esa felicidad que tanto anhelan se hará aún más esquiva, pues los fantasmas de una nueva guerra surgen para sembrar la mansión Brown de nuevos pesares y desgracias.
Orlando Brown, soportando a duras penas los golpes del destino, se verá a las puertas de una difícil encrucijada: debe elegir entre luchar contra los ruidosos monstruos de su pasado o entregarse, finalmente, a una locura incipiente que le hace, todas las noches, hablar con entes misteriosos y ciertamente conocidos, presencias errantes que le acosan en la oscuridad de su habitación...
Lo que ignoran es que, en la gran casona en la que se disponen a vivir, ciertas presencias misteriosas encarnarán a sus propias conciencias, despertando fantasmas pretéritos y oscuros recuerdos de sus años menos felices.
Alejandro y Jaime, dos ancianos que les reciben a su llegada a la casa, se ocuparán de ellos todo el tiempo, compartiendo sus aficiones, escuchando comprensivamente sus penas e inquietudes y, sobre todo, controlando los brutales arranques de furia que nacen de las constantes disputas entre el matrimonio.
La vida en la isla, poco a poco, se va tornando insoportablemente claustrofóbica para Orlando y Virginia Brown. Tanto es así, que ambos se sumergen en sus recuerdos para bucear en el pasado y descubrir qué paso en falso pudieron haber dado para desencadenar la situación actual.
El señor Brown, entonces, revive sus traumáticas experiencias en la guerra civil, los castigos humillantes y vejatorios a los que le sometió su suegro -coronel en el ejército durante el conflicto bélico-, y el inmenso peso que supone para su conciencia el haber acabado con la vida de muchos hombres en el campo de batalla.
Cuando, tras largos años de espera, por fin el matrimonio consigue concebir un hijo, esa felicidad que tanto anhelan se hará aún más esquiva, pues los fantasmas de una nueva guerra surgen para sembrar la mansión Brown de nuevos pesares y desgracias.
Orlando Brown, soportando a duras penas los golpes del destino, se verá a las puertas de una difícil encrucijada: debe elegir entre luchar contra los ruidosos monstruos de su pasado o entregarse, finalmente, a una locura incipiente que le hace, todas las noches, hablar con entes misteriosos y ciertamente conocidos, presencias errantes que le acosan en la oscuridad de su habitación...