Oscar Romero, arzobispo de la capital de El Salvador en la década de 1970, era famoso en el mundo entero. Los medios de comunicación internacionales amplificaban su voz y su actuación en favor de la justicia y de la paz; se llegó a hablar de su nombre como candidato al premio Nobel de la Paz. Pero en 1980 fue asesinado mientras celebraba la Eucaristía. Veinte años después de su muerte, su figura sigue siendo una referencia, gracias a la rica herencia de su testimonio.
Esta obra rinde homenaje a monseñor Romero mostrándole, sin ceñirse a visiones parciales, en la complejidad de su carácter, ante la dificultad de los tiempos que le tocaron vivir, empeñado en su esfuerzo por ser, ante todo, fiel al Evangelio que predicaba.
Esta obra rinde homenaje a monseñor Romero mostrándole, sin ceñirse a visiones parciales, en la complejidad de su carácter, ante la dificultad de los tiempos que le tocaron vivir, empeñado en su esfuerzo por ser, ante todo, fiel al Evangelio que predicaba.