Dos cuentos asombrosos e inquietantes que muestran la magnífica habilidad de Paul Pen para crear historias de suspense.
En Otel Lorena ha emprendido un largo viaje en coche desde Madrid hasta Asturias para sorprender a su novio en el día de su cumpleaños. De momento nada ha salido bien, y mientras apura las últimas gotas de gasolina del depósito, perdida en mitad de un temporal que amenaza con dejarla atrapada en cualquier cuneta de estas carreteras secundarias y sin cobertura en su móvil, no puede dejar de pensar en esas películas -Psicosis, El resplandor- que tanto les gusta ver juntos en el sofá de casa, tiernamente arropados bajo una manta. Después de muchas reticencias, Lorena se resigna a aceptar la mano que le tiende un decadente letrero luminoso al que se le ha fundido una de sus letras: OTEL, y alquilar una de sus habitaciones hasta que amanezca.
En La sangre del muerto, un grupo de adolescentes a quienes su última aventura nocturna se les ha ido de las manos, prestan declaración en comisaría... ¿Quién miente? ¿Alguno dice la verdad?