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Enseña a dibujar en una hora
R. Brand Aubery
Tanto si eres profesor de primaria como si impartes asignaturas en la Universidad, en un instituto o en cualquier otro curso de capacitación comprobarás que siguiendo este método podrás enseñar a dibujar a alumnos de todas las edades en muy poco tiempo.
Siempre hemos creído que el dibujo es un don al alcance de unos pocos elegidos. Te aseguro que eso no es cierto. El único problema es que no aprendimos en su momento a dibujar con el lado del cerebro que estaba más preparado para ocuparse de ese aprendizaje.
Este libro se divide en dos partes. En primer lugar encontrarás el texto íntegro de mi anterior ebook, Aprende a dibujar en una hora, para que sepas de qué va el método y lo pruebes contigo mismo nada más terminar de leer esa parte.
En la segunda parte te explicaré cómo hacer la sesión en clase, qué decir exactamente para llegar a los alumnos y conseguir que den lo mejor de sí mismos. Espero que no te limites a imitar lo que a mí me funciona. Si eres profesor/a estoy seguro de que lo harás tuyo y sabrás exactamente cómo mejorarlo y adaptarlo a tus propios alumnos, a quienes conoces de primera mano.
Pero todo lo que necesitas para empezar, para aprender a dibujar si aún no se te da bien, y para enseñar de manera efectiva a todos tus alumnos, está aquí. Listo para ser usado.
___
Un Comienzo para un Final
J. K. Vélez
Un viaje que comienza como tantos otros en un tren y que puede ser el principio de la locura o, quizá, de una nueva e inesperada vida.
Fragmentos:
(1) Todo empezó hace tres meses.
Conozco a Esteban desde hace muchos años. Puedo decir que no creo que haya quien lo conozca mejor que yo. Cuando Esteban está deprimido, yo lo sé. Cuando Esteban está fingiendo estar estupendamente para que yo no sepa que está deprimido, yo lo sé. Cuando Esteban está exultante, para que no se note que está fingiendo estar estupendamente para que yo no sepa que está deprimido, yo lo sé. Hasta cuando Esteban está espléndido para que se me pase por alto que está exultante para que no se note que está fingiendo estar estupendamente para que yo no sepa que está deprimido, yo lo sé.
Por eso, cuando entró en la redacción aquella mañana de Junio, saludando efusivamente, sonriendo a todo el mundo, amigos, enemigos y simpatizantes, convertido su andar en una danza... (1)
(2) Mi vida cambió a raíz de un encuentro con un desconocido. Estas cosas solo ocurren en el tren, y no sé muy bien el motivo. Quiero decir, que si en lugar de encontrarnos en un tren, hubiésemos tropezado en un autobús, coincidido en el metro, conocido en un avión o mareado en un barco, quizá el efecto provocado en mí y en mi vida hubiera sido menor.
Pero fue en un tren, y además en uno de esos chapados a la antigua.
Supongo que ese halo de misterio, de estar enclavados en el pasado, que se respiraba en la estación, o el revisor vestido de negro, con gorro y mostacho, fueron suficiente para condicionarme. El tren me sugestionó. Podría ser el título para un próximo artículo.
O mejor no.
Por si esto fuera poco, hacía escasamente dos días había visto un corto en Versión Española sobre un tren y tres desconocidos, y lo cierto es que cuando entré en mi compartimento (al principio vacío) casi deseaba un encuentro similar.(2)
3) Hoy es la primera vez que veo salir al señor Gabriel de la habitación que ha alquilado en mi hostal. Qué tipo más extraño. Me pregunto qué llevaba en esa birria de maleta con la que llegó. Armas. Seguro. Una metralleta, a cachos. Una Uzi. Sí... Una Uzi de diseño redondeado, de acero estampado. Con mecanismo de acerrojamiento y apertura por inercia de masas. O sobres con Ántrax. O quizá un cadáver. Bueno, ahí no cabría entero, pero igual están los menudillos. (3)
Enseña a dibujar en una hora
R. Brand Aubery
Tanto si eres profesor de primaria como si impartes asignaturas en la Universidad, en un instituto o en cualquier otro curso de capacitación comprobarás que siguiendo este método podrás enseñar a dibujar a alumnos de todas las edades en muy poco tiempo.
Siempre hemos creído que el dibujo es un don al alcance de unos pocos elegidos. Te aseguro que eso no es cierto. El único problema es que no aprendimos en su momento a dibujar con el lado del cerebro que estaba más preparado para ocuparse de ese aprendizaje.
Este libro se divide en dos partes. En primer lugar encontrarás el texto íntegro de mi anterior ebook, Aprende a dibujar en una hora, para que sepas de qué va el método y lo pruebes contigo mismo nada más terminar de leer esa parte.
En la segunda parte te explicaré cómo hacer la sesión en clase, qué decir exactamente para llegar a los alumnos y conseguir que den lo mejor de sí mismos. Espero que no te limites a imitar lo que a mí me funciona. Si eres profesor/a estoy seguro de que lo harás tuyo y sabrás exactamente cómo mejorarlo y adaptarlo a tus propios alumnos, a quienes conoces de primera mano.
Pero todo lo que necesitas para empezar, para aprender a dibujar si aún no se te da bien, y para enseñar de manera efectiva a todos tus alumnos, está aquí. Listo para ser usado.
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Un Comienzo para un Final
J. K. Vélez
Un viaje que comienza como tantos otros en un tren y que puede ser el principio de la locura o, quizá, de una nueva e inesperada vida.
Fragmentos:
(1) Todo empezó hace tres meses.
Conozco a Esteban desde hace muchos años. Puedo decir que no creo que haya quien lo conozca mejor que yo. Cuando Esteban está deprimido, yo lo sé. Cuando Esteban está fingiendo estar estupendamente para que yo no sepa que está deprimido, yo lo sé. Cuando Esteban está exultante, para que no se note que está fingiendo estar estupendamente para que yo no sepa que está deprimido, yo lo sé. Hasta cuando Esteban está espléndido para que se me pase por alto que está exultante para que no se note que está fingiendo estar estupendamente para que yo no sepa que está deprimido, yo lo sé.
Por eso, cuando entró en la redacción aquella mañana de Junio, saludando efusivamente, sonriendo a todo el mundo, amigos, enemigos y simpatizantes, convertido su andar en una danza... (1)
(2) Mi vida cambió a raíz de un encuentro con un desconocido. Estas cosas solo ocurren en el tren, y no sé muy bien el motivo. Quiero decir, que si en lugar de encontrarnos en un tren, hubiésemos tropezado en un autobús, coincidido en el metro, conocido en un avión o mareado en un barco, quizá el efecto provocado en mí y en mi vida hubiera sido menor.
Pero fue en un tren, y además en uno de esos chapados a la antigua.
Supongo que ese halo de misterio, de estar enclavados en el pasado, que se respiraba en la estación, o el revisor vestido de negro, con gorro y mostacho, fueron suficiente para condicionarme. El tren me sugestionó. Podría ser el título para un próximo artículo.
O mejor no.
Por si esto fuera poco, hacía escasamente dos días había visto un corto en Versión Española sobre un tren y tres desconocidos, y lo cierto es que cuando entré en mi compartimento (al principio vacío) casi deseaba un encuentro similar.(2)
3) Hoy es la primera vez que veo salir al señor Gabriel de la habitación que ha alquilado en mi hostal. Qué tipo más extraño. Me pregunto qué llevaba en esa birria de maleta con la que llegó. Armas. Seguro. Una metralleta, a cachos. Una Uzi. Sí... Una Uzi de diseño redondeado, de acero estampado. Con mecanismo de acerrojamiento y apertura por inercia de masas. O sobres con Ántrax. O quizá un cadáver. Bueno, ahí no cabría entero, pero igual están los menudillos. (3)