Pájaros y luciérnagas. Estrellas, brisas y silencios. Dios. Éstos son algunos de los pobladores de los versos de Tagore, cuyas palabras están repletas de significado y, a la vez, no declaran más que lo que es y que ya todos sabemos. ¿Qué sentido puede tener detenerse a observar lo elemental? Ninguno, excepto entrar a formar parte integrante de ese mundo que se observa.
Pájaros y Luciérnagas es obra de un sabio místico, capaz al mismo tiempo de encumbrarse en las alturas y corretear tras un ave o un insecto. Mientras que algunos de sus versos y aforismos parecen contener verdades eternas, otros cantos parecen ser el simple testimonio de quien contempla el devenir de los siglos. Estas briznas de pensamiento constituyen la más alquitarada quintaesencia de su mundo poético.
Pájaros y Luciérnagas es obra de un sabio místico, capaz al mismo tiempo de encumbrarse en las alturas y corretear tras un ave o un insecto. Mientras que algunos de sus versos y aforismos parecen contener verdades eternas, otros cantos parecen ser el simple testimonio de quien contempla el devenir de los siglos. Estas briznas de pensamiento constituyen la más alquitarada quintaesencia de su mundo poético.