La Biblia pertenece al centro de la fe cristiana. Pero no siempre es fácil de entender. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo encontramos textos oscuros y difíciles que nos pueden intimidar, o páginas que nos provocan y hasta nos indignan.
Muchos lectores se resisten a leer o escuchar las imprecaciones y maldiciones proferidas en el Antiguo Testamento, o las palabras amenazantes de Jesús en el Nuevo Testamento. Por otro lado, hay exégetas que interpretan las palabras duras de la Biblia a su antojo, o les quitan hierro, con el fin de hacerlas compatibles con su teología.
Sin embargo, dentro de una cáscara dura puede encontrarse un fruto precioso. Anselm Grün interpreta algunos de estos textos de una forma personal y comprometida. Y para ello se deja inspirar por san Agustín, que escribió: «La palabra de Dios es el adversario de tu voluntad hasta que sea el origen de tu salvación. Mientras sigas siendo tu propio enemigo, la palabra de Dios será tu enemigo. Sé tu propio amigo, y entonces la palabra de Dios concordará contigo». Si te tratas amigablemente, si llegas a ser amigo de ti mismo, serás uno con la palabra de Dios, que abrirá tus ojos y te mostrará la imagen que Dios tiene de ti.
«Mis interpretaciones quieren servir de estímulo para que entres personalmente en contacto con los textos bíblicos y veas tu vida bajo su luz; de este modo podrás conocerte y aceptarte mejor, y dejarte sanar por las palabras curativas de la Biblia» (Anselm Grün).
Muchos lectores se resisten a leer o escuchar las imprecaciones y maldiciones proferidas en el Antiguo Testamento, o las palabras amenazantes de Jesús en el Nuevo Testamento. Por otro lado, hay exégetas que interpretan las palabras duras de la Biblia a su antojo, o les quitan hierro, con el fin de hacerlas compatibles con su teología.
Sin embargo, dentro de una cáscara dura puede encontrarse un fruto precioso. Anselm Grün interpreta algunos de estos textos de una forma personal y comprometida. Y para ello se deja inspirar por san Agustín, que escribió: «La palabra de Dios es el adversario de tu voluntad hasta que sea el origen de tu salvación. Mientras sigas siendo tu propio enemigo, la palabra de Dios será tu enemigo. Sé tu propio amigo, y entonces la palabra de Dios concordará contigo». Si te tratas amigablemente, si llegas a ser amigo de ti mismo, serás uno con la palabra de Dios, que abrirá tus ojos y te mostrará la imagen que Dios tiene de ti.
«Mis interpretaciones quieren servir de estímulo para que entres personalmente en contacto con los textos bíblicos y veas tu vida bajo su luz; de este modo podrás conocerte y aceptarte mejor, y dejarte sanar por las palabras curativas de la Biblia» (Anselm Grün).