Muchos libros se han escrito acerca de la adolescencia, desde la visión de los psicólogos y de los adultos, en últimas.
Se ha mirado este interesante proceso del desarrollo humano en una sola dimensión: la del padre, pero poco se ha escrito desde el propio actor generador de esta etapa de maduración humana: el mismo adolescente.
Esta obra es un intento de comprender la adolescencia, implicando al padre que “sufre” este importante cambio de uno de sus hijos. No se la ha desligado de la relación padre-hijo, pues es precisamente por involucrar al progenitor que se hace crítica esta transformación.
Más que “explicar”, se ha intentado “comprender”, desde la visión del mismo adolescente, en un diálogo íntimo y cercano con el padre, en la búsqueda del acercamiento que propicie el diálogo creador.
Es una invitación para que el padre de familia se asome a las vivencias de un joven que atraviesa esta etapa de transición. Es un contar “cuitas”, un compartir coloquial de un hijo con su padre, de sus sentimientos más íntimos en búsqueda del encuentro amoroso.
Se ha mirado este interesante proceso del desarrollo humano en una sola dimensión: la del padre, pero poco se ha escrito desde el propio actor generador de esta etapa de maduración humana: el mismo adolescente.
Esta obra es un intento de comprender la adolescencia, implicando al padre que “sufre” este importante cambio de uno de sus hijos. No se la ha desligado de la relación padre-hijo, pues es precisamente por involucrar al progenitor que se hace crítica esta transformación.
Más que “explicar”, se ha intentado “comprender”, desde la visión del mismo adolescente, en un diálogo íntimo y cercano con el padre, en la búsqueda del acercamiento que propicie el diálogo creador.
Es una invitación para que el padre de familia se asome a las vivencias de un joven que atraviesa esta etapa de transición. Es un contar “cuitas”, un compartir coloquial de un hijo con su padre, de sus sentimientos más íntimos en búsqueda del encuentro amoroso.