Partir para quedarse... la paradoja resume la situación demuchos campesinos de los Andes bolivianos, confrontados a una creciente pobreza. El jefe de familia y muchas veces sus hijos van a trabajar en las planicies amazónicas, a la Argentina o a un país rico del norte. Su propósito es ganar suficiente dinero que les permita al resto de la familia vivir en el lugar de origen e independizarse después. Las olas migratorias son abordadas en un cuadro de un estudio comparativo de las sociedades campesinas de dos pisos agroecológicos: los valles y el altiplano. Los campesinos de estos dos tipos de comunidades ponen en ejecución estrategias originales de acceso a la migración y de ampliación de sus espacios de vida. Unos se dirigen a la producción de coca en la Amazonia y otros al trabajo asalariado en el exterior. El incremento y las diferencias en los ingresos económicos, significan una reorganización o mutación de las agriculturas locales y nuevos roles para las mujeres: el hecho migratorio ha llegado a ser un elemento structural de las economías campesinas. El mejoramiento o la debilidad de los sistemas alimentarios, en términos de autosuficiencia y de cobertura nutricional, manifiestan los efectos ambivalentes de las migraciones. Los múltiples aspectos de las dinámicas migratorias observadas en esta región andina nos conducen a la cuestión esencial del mantenimiento de la agricultura y de la ruralidad en varios países del sur del continente.
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