En la década de los sesenta, el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una guerrilla urbana nacida al calor de los primeros grupos de acción revolucionaria antiimperalista, puso en jaque a Uruguay con sus imaginativas tácticas —entre ellas, robos que tenían como objetivo informar a la población de actividades fraudulentas por parte de empresas e instituciones— y sentó las bases de muchos otros movimientos guerrilleros a lo largo y ancho de Occidente.
«Yo sigo siendo tupamaro, alguien que se rebela contra la injusticia. Nunca dejé de serlo», ha llegado a decir el expresidente de Uruguay y hoy casi icono pop Pepe Mujica. El exguerrillero devolvió al movimiento al primer plano de la actualidad cuando llegó a la presidencia de su país, y puso de manifiesto que las intenciones originales de los Tupamaros han sido, si no reconocidas, por lo menos aceptadas. «Cargo con el deber de luchar por patria para todos», afirmó Mujica en el podio de la Asamblea General de Naciones Unidas, reivindicando así un viejo estandarte tupamaro.
Pero, ¿quiénes fueron los Tupamaros? Hijos y artífices de su propio tiempo, los integrantes del MLN han sido deificados y demonizados infinitas veces, pero solo la lectura de su historia, inserta dentro de la del país, la región y el mundo, como la que ofrece aquí Pablo Brum, puede aportar una comprensión alejada de maniqueísmos. Sus acciones siguen manteniéndoles entre los insurgentes más innovadores de todos los tiempos, pero la aventura que prometía patria para todos o patria para nadie terminó en lo segundo y su notable apuesta por los más altos ideales y principios se volvió trágica a medida que los fueron violando uno a uno.
«Yo sigo siendo tupamaro, alguien que se rebela contra la injusticia. Nunca dejé de serlo», ha llegado a decir el expresidente de Uruguay y hoy casi icono pop Pepe Mujica. El exguerrillero devolvió al movimiento al primer plano de la actualidad cuando llegó a la presidencia de su país, y puso de manifiesto que las intenciones originales de los Tupamaros han sido, si no reconocidas, por lo menos aceptadas. «Cargo con el deber de luchar por patria para todos», afirmó Mujica en el podio de la Asamblea General de Naciones Unidas, reivindicando así un viejo estandarte tupamaro.
Pero, ¿quiénes fueron los Tupamaros? Hijos y artífices de su propio tiempo, los integrantes del MLN han sido deificados y demonizados infinitas veces, pero solo la lectura de su historia, inserta dentro de la del país, la región y el mundo, como la que ofrece aquí Pablo Brum, puede aportar una comprensión alejada de maniqueísmos. Sus acciones siguen manteniéndoles entre los insurgentes más innovadores de todos los tiempos, pero la aventura que prometía patria para todos o patria para nadie terminó en lo segundo y su notable apuesta por los más altos ideales y principios se volvió trágica a medida que los fueron violando uno a uno.