Tenemos a la pareja clásica de detectives, Jaime Soto y Camila Sánchez, que se aburren en las dependencias policiales mientras esperan la llamada que los llevará a enfrentarse al asesino de turno. Y tenemos a San Salvador como escenario, una ciudad del cálido trópico centroamericano donde la violencia se unta al asfalto de sus calles y planea como un pájaro de mal agüero en sus barrios más sórdidos. Las calles y los barrios que recorren las prostitutas que van siendo asesinadas.
Todo llegará a su fin en el pasaje Mariscala, pero antes la pareja de detectives habrá sabido hallar la solución del acertijo que representan los crímenes cometidos todas las veces con arma blanca y un certero tajo de cuchillo en el cuello.
Asesinatos en serie a sangre fría. Un acertijo en forma de estrella dibujada sobre el plano de la ciudad. Un pentagrama de sangre. ¿Quién comete esos asesinatos? ¿Un maniático, un desadaptado, un atormentado? Esos es lo que la pareja de detectives va a averiguar, y Camila lo hará a riesgo de su propia vida.
Todo llegará a su fin en el pasaje Mariscala, pero antes la pareja de detectives habrá sabido hallar la solución del acertijo que representan los crímenes cometidos todas las veces con arma blanca y un certero tajo de cuchillo en el cuello.
Asesinatos en serie a sangre fría. Un acertijo en forma de estrella dibujada sobre el plano de la ciudad. Un pentagrama de sangre. ¿Quién comete esos asesinatos? ¿Un maniático, un desadaptado, un atormentado? Esos es lo que la pareja de detectives va a averiguar, y Camila lo hará a riesgo de su propia vida.