La primera vez que leí un poema de Carmen Vega Malnero me dí cuenta de que lo que había escrito, solo lo podía hacer una persona dotada de un don o talento recibido de lo alto, del cielo, que solamente Dios puede conceder al ser humano, reflejo de a su imagen, a pesar de que muchas personas no lo entiendan así, haciendo que quienes tengan tales recursos sean únicos y geniales, aunque sea por un breve espacio de tiempo en el mundo.
Desde entonces no cesé de hacerle peticiones de poemas (a Carmen le gusta referirse a ellos como sus escritos) tanto para mi vida personal, como para otras personas de mi entorno. Otros me los ha sugerido para incluirlos en la presente obra.
Detrás de cada poema hay circunstancias que los originó, que ha hecho posible que de la mente de su autora salgan perlas literarias, que harán que muchas personas puedan deleitarse al leerlos y meditar sobre los mismos.
Hay una frase de Carmen, que me ha hecho ver la necesidad de llevar a cabo la obra de este libro, y es: “El mayor egoísmo en la vida es no compartir los conocimientos”
Desde entonces no cesé de hacerle peticiones de poemas (a Carmen le gusta referirse a ellos como sus escritos) tanto para mi vida personal, como para otras personas de mi entorno. Otros me los ha sugerido para incluirlos en la presente obra.
Detrás de cada poema hay circunstancias que los originó, que ha hecho posible que de la mente de su autora salgan perlas literarias, que harán que muchas personas puedan deleitarse al leerlos y meditar sobre los mismos.
Hay una frase de Carmen, que me ha hecho ver la necesidad de llevar a cabo la obra de este libro, y es: “El mayor egoísmo en la vida es no compartir los conocimientos”