Francia, principio de los años 50. Toda una generación de chicos huérfanos de la Segunda Guerra Mundial o abandonados por sus padres a causa de las dificultades de la posguerra han sido marginados por la sociedad y recluidos en fríos y hostiles centros de menores.
Gilbert Cesbron describe magistralmente en esta novela, que le catapultó a la fama, la vida cotidiana de un grupo de estos chicos recluidos en un correccional, sus intereses, aspiraciones y sufrimientos, su búsqueda incesante de afecto y la construcción de su propia identidad a través de las grandes dificultades que han de atravesar.
Los chicos tienen a su lado al juez de menores Lamy, quien se ve llamado a la difícil tarea cotidiana de hacer que, en medio de un ambiente cargado de escepticismo y desesperanza, puedan emerger las semillas de generosidad, afecto y pureza que sólo una mirada llena de compasión es capaz de descubrir en estos chicos.
Escrito en un lenguaje crudo y directo, con tintes fuertemente dramáticos, el lector descubrirá la actualidad temática y estilística de esta obra, de cuya primera publicación se cumplen ahora 60 años.
Gilbert Cesbron describe magistralmente en esta novela, que le catapultó a la fama, la vida cotidiana de un grupo de estos chicos recluidos en un correccional, sus intereses, aspiraciones y sufrimientos, su búsqueda incesante de afecto y la construcción de su propia identidad a través de las grandes dificultades que han de atravesar.
Los chicos tienen a su lado al juez de menores Lamy, quien se ve llamado a la difícil tarea cotidiana de hacer que, en medio de un ambiente cargado de escepticismo y desesperanza, puedan emerger las semillas de generosidad, afecto y pureza que sólo una mirada llena de compasión es capaz de descubrir en estos chicos.
Escrito en un lenguaje crudo y directo, con tintes fuertemente dramáticos, el lector descubrirá la actualidad temática y estilística de esta obra, de cuya primera publicación se cumplen ahora 60 años.