Diego Hurtado de Mendoza (1503–1575). España.
Tras muchos viajes, una vida larga y fructífera, murió en Madrid, su ciudad natal. Como otros nobles de su tiempo, don Hurtado de Mendoza fue un verdadero hombre renacentista. Sabía griego, latín, árabe e italiano. Fue diplomático, militar y, sobre todo, poeta.
Entre sus antepasados se cuentan al marqués de Santillana y don Íñigo López de Mendoza. Entre sus virtudes, sobresalen su excepcional don de gentes, su arte de la conversación, su carácter franco y abierto y su destreza en las armas.
Tuvo una carrera brillante como diplomático. Fue embajador en Italia y asistió al famoso Concilio de Trento. También fue gobernador en Siena. Diego Hurtado de Mendoza es considerado un gran poeta, lleno de emoción y sencillez, pero grandilocuente en su dominio de la forma.
Tras muchos viajes, una vida larga y fructífera, murió en Madrid, su ciudad natal. Como otros nobles de su tiempo, don Hurtado de Mendoza fue un verdadero hombre renacentista. Sabía griego, latín, árabe e italiano. Fue diplomático, militar y, sobre todo, poeta.
Entre sus antepasados se cuentan al marqués de Santillana y don Íñigo López de Mendoza. Entre sus virtudes, sobresalen su excepcional don de gentes, su arte de la conversación, su carácter franco y abierto y su destreza en las armas.
Tuvo una carrera brillante como diplomático. Fue embajador en Italia y asistió al famoso Concilio de Trento. También fue gobernador en Siena. Diego Hurtado de Mendoza es considerado un gran poeta, lleno de emoción y sencillez, pero grandilocuente en su dominio de la forma.