Septiembre de 1939
“Desde el día primero de septiembre, las bombas lanzadas desde el aire por los alemanes, caían de manera brutal sobre Polonia.
La sorpresa de los ataques tardó muy poco, quizá segundos, en crear pánico entre todos los polacos.
A seis o siete días de iniciada la ofensiva, el poderoso armamento nazi estaba causando estragos en la pequeña Varsovia.
En cuestión de minutos estaban siendo destruidos edificios casas y negocios.
Las muertes que estaba ocasionando el ataque ya se contaban por cientos.
El caos que se estaba viviendo en la ciudad era inenarrable. Miles de polacos que se encontraban deambulando por las calles, que minutos antes se encontraban en total calma, corrían despavoridos tratando de encontrar refugio…. ”
Hoy, puedo escribir este libro gracias a dos familias alemanas, una de ellas judía como la mía.
Ellos salvaron de morir en los campos de exterminio a 1,272 niños y jóvenes, la gran mayoría huérfanos que se encontraban deambulando por el gueto, con hambre, con frio y al borde de una muerte segura, ayudándoles a escapar.
Entre esos sobrevivientes, estoy yo. Nadie, hasta hoy, ha contado esto.
Esta es una historia que la Gestapo intentó desaparecer para siempre de los registros históricos.
Esta es mi historia y la de cientos de judíos polacos y alemanes que sobrevivimos al exterminio gracias a la valentía de seres excepcionales que arriesgaron su propia vida para salvar la de otros.
Esta es la historia de las familias Kunze y Goldemberg y de 1,272 judíos rescatados del odio y de la maldad humana.
“Desde el día primero de septiembre, las bombas lanzadas desde el aire por los alemanes, caían de manera brutal sobre Polonia.
La sorpresa de los ataques tardó muy poco, quizá segundos, en crear pánico entre todos los polacos.
A seis o siete días de iniciada la ofensiva, el poderoso armamento nazi estaba causando estragos en la pequeña Varsovia.
En cuestión de minutos estaban siendo destruidos edificios casas y negocios.
Las muertes que estaba ocasionando el ataque ya se contaban por cientos.
El caos que se estaba viviendo en la ciudad era inenarrable. Miles de polacos que se encontraban deambulando por las calles, que minutos antes se encontraban en total calma, corrían despavoridos tratando de encontrar refugio…. ”
Hoy, puedo escribir este libro gracias a dos familias alemanas, una de ellas judía como la mía.
Ellos salvaron de morir en los campos de exterminio a 1,272 niños y jóvenes, la gran mayoría huérfanos que se encontraban deambulando por el gueto, con hambre, con frio y al borde de una muerte segura, ayudándoles a escapar.
Entre esos sobrevivientes, estoy yo. Nadie, hasta hoy, ha contado esto.
Esta es una historia que la Gestapo intentó desaparecer para siempre de los registros históricos.
Esta es mi historia y la de cientos de judíos polacos y alemanes que sobrevivimos al exterminio gracias a la valentía de seres excepcionales que arriesgaron su propia vida para salvar la de otros.
Esta es la historia de las familias Kunze y Goldemberg y de 1,272 judíos rescatados del odio y de la maldad humana.