De León a Oviedo. El Camino de San Salvador tiene algo de misterioso, de fabuloso, de legendario... Su propio origen sugiere un desvío de tal naturaleza, una variante que muchos peregrinos tomaban a su llegada a León con el fin de visitar las reliquias contenidas en la catedral ovetense, y luego proseguir hacia Santiago. Nacido a partir de la segunda mitad del siglo XI, este ramal consiguió que Oviedo compitiera con Santiago, de igual a igual, por atraer peregrinos hasta sus respectivas catedrales, y las reliquias de San Salvador de Oviedo sedujeron a reyes y personales célebres hasta mediados del siglo XVI. Pero más allá de este aspecto formal, seguramente no serían y no son pocos los peregrinos que, oteando desde el Camino Francés la formidable y lejana barrera montañosa que corre paralela a dicho camino, se internan en dirección a la misma en busca de un horizonte que promete emociones fuertes.
El presente libro NO es una guía, sino un simple relato sobre las experiencias de la ruta, tanto gozosas como dolorosas, y sobre las reflexiones que me despertaron los acontecimientos acaecidos durante la peregrinación, y servirá también para comenzar una serie sobre los caminos jacobeos menores, entendiendo por tales aquellos con entidad propia que se pueden completar en menos de una semana.
El presente libro NO es una guía, sino un simple relato sobre las experiencias de la ruta, tanto gozosas como dolorosas, y sobre las reflexiones que me despertaron los acontecimientos acaecidos durante la peregrinación, y servirá también para comenzar una serie sobre los caminos jacobeos menores, entendiendo por tales aquellos con entidad propia que se pueden completar en menos de una semana.