«Nos dice la poesía de Carlos Hanssen de apariencias denunciadas y del intento por desenmascararlas. Nos permite ver los grilletes del exilio como son en verdad, sin dorados ornamentos que los disfracen. Es la llave que nos abre la puerta del jardín, al margen del mundo que crece en densidad, que crece ¿hacia dónde? en número, en urgencia, en puro artificio. Que crece en incendio, en engaño y en sangre idiotamente derramada. Y que también nos comunica dónde está la piscina de Siloé y de quién son las manos que remueven el barro de los ojos humanos. El poeta llama a abrir los ojos. Revela con voz del que ha visto, del que sabe, lo mucho que se oculta junto a lo escaso y engañoso que se muestra. Pero junto con mostrar quiere anunciar. Anunciar lo que viene si sigue la tierra dando vueltas como es su costumbre, sin un cambio de ritmo. Y a través de su anuncio, intentar proscribirlo del futuro».
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