«¿Por qué mata el hombre?» es una pregunta que tiene vastas respuestas llegadas desde enfoques científicos hasta artísticos y de la jerga popular. «¿Es una cuestión de esencia o de cultura?», la respuesta es difícil, pero no por ello inabarcable.
En estos tiempos de grave violencia en México es, más que necesario, obligado preguntarnos como sociedad qué es lo que motiva a todos esos sicarios, miembros del crimen organizado y personas que se les unen, a matar con tremenda saña a sus semejantes, a sus prójimos. Es en esta época cuando las dudas son más intensas y, por lo mismo, cuando las respuestas se vuelven vitales.
Este ensayo nos da luces sobre el tema y nos muestra cómo la muerte es un aspecto presente en la humanidad, mismo que ya antes ha sido abordado y reflejado en la literatura. En el caso específico de la muerte propinada por el otro, hay una suerte de enigma: ¿Por qué el hombre, paradójicamente, en la conservación de su vida mata al otro, es decir, extermina eso que considera un gran valor para sí mismo?
Es fundamental conocer los orígenes de la violencia tomando en cuenta los genes y el ambiente. No es suficiente el castigo a los culpables como tampoco marchas, demostraciones, denuncias y crítica que no pasan de ser paliativos o calmantes.
Son de gran importancia, por el contrario, el control de las tendencias de la naturaleza humana y la creación de medios sociales propicios para la convivencia pacífica; ejes sobre los cuales se desenvuelve el presente ensayo.
En estos tiempos de grave violencia en México es, más que necesario, obligado preguntarnos como sociedad qué es lo que motiva a todos esos sicarios, miembros del crimen organizado y personas que se les unen, a matar con tremenda saña a sus semejantes, a sus prójimos. Es en esta época cuando las dudas son más intensas y, por lo mismo, cuando las respuestas se vuelven vitales.
Este ensayo nos da luces sobre el tema y nos muestra cómo la muerte es un aspecto presente en la humanidad, mismo que ya antes ha sido abordado y reflejado en la literatura. En el caso específico de la muerte propinada por el otro, hay una suerte de enigma: ¿Por qué el hombre, paradójicamente, en la conservación de su vida mata al otro, es decir, extermina eso que considera un gran valor para sí mismo?
Es fundamental conocer los orígenes de la violencia tomando en cuenta los genes y el ambiente. No es suficiente el castigo a los culpables como tampoco marchas, demostraciones, denuncias y crítica que no pasan de ser paliativos o calmantes.
Son de gran importancia, por el contrario, el control de las tendencias de la naturaleza humana y la creación de medios sociales propicios para la convivencia pacífica; ejes sobre los cuales se desenvuelve el presente ensayo.