Aunque la música todavía suene, la última nota ya está escrita
Alberto, el director de la Sinfónica de Chicago, decide abandonarlo todo y regresar a España. En el avión conoce a David, hijo de una alta ejecutiva de IBM que en esos momentos está volando de Londres a Bangkok para reunirse con su amante.
Belén y Alicia pasan la tarde juntas. Por los altavoces del salón de su casa se escucha la voz de Marco, aferrado a un re menor furioso, sin concesiones.
Es El Mesías de Haendel.
Hilary, la soprano, Janet, la mezzo. Todos los personajes se irán sumando de forma inexorable, aprisionados por esa grabación del Oratorio que Alberto dirigiera algunos años atrás.
Primera Clase es una novela narrada sobre una partitura. Las notas no pueden cambiarse. Alguien toma una decisión: volar a Madrid. Pero una vez que despega el avión, una vez que te ofrecen la primera copa de champán, ya todo está escrito. Solo puedes aceptarlo.