Más que una extraña singularidad atribuida al catolicismo, el Purgatorio el tercer estado , como lo llamaba Lutero- podría considerarse como una invariante existencial de lo humano, que se aparece siempre entre el dolor y el sentido de culpa que atan al pasado, y la esperanza que impulsa al futuro. Así lo consideró Dante Alighieri, quien lo imaginó como una montaña en la que la purificación se presenta como ascenso. Otros autores peruanos e hispanoamericanos, también. La teología cristiana y el análisis comparativo de las religiones aportan perspectivas novedosas al estudio de un problema secular. Por todas estas consideraciones, referirse a los Purgatorios en plural no resulta una extravagancia, sino quizás- la manera más propia, más justa, de abordar el fenómeno.
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