Lo de las desapariciones era el mayor de los problemas de esa ciudad. Todo comenzó hacía unos tres años, cuando la foto de una niña desaparecida de nombre Áurea cubrió las primeras planas de todos los periódicos locales. La gente se alarmó, pues nunca había desaparecido nadie en aquella ciudad. Se hizo el caos en las calles. Las autoridades intentaron calmar a la población, argumentando que la niña aparecería en seguida, pero no solo no apareció, sino que más niños comenzaron a desaparecer. Y aunque al principio sus edades oscilaban entre los ocho y trece años, pronto comenzaron a ser mayores. En menos de dos años, las desapariciones se sucedieron por todo el mundo.
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