La convocatoria que se me hace para re-pensar la clínica en el contexto institucional educativo me lleva a construir varias preguntas que serán el contexto de la ponencia que presento; las siguientes:
¿Qué clínica? ¿Qué educación? ¿Qué institución?
¿Qué estudiante? ¿Qué paciente?
Las cinco preguntas apuntan a complejizar un poco la perspectiva desde la que fui invitado, que giraba en torno a la definición de clínica y educación. Complejizan el asunto porque pluralizan los elementos implicados allí. La clínica no existe. La educación no existe. La institución no existe. El estudiante no existe. El paciente no existe. Existen diversos modos de hacer clínica, diversos modos de educar, diversas instituciones y, finalmente, diversos estudiantes y diversos pacientes. Por lo tanto una relación entre clínica y educación, así en abstracto, se vuelve imposible.
¿Qué clínica? ¿Qué educación? ¿Qué institución?
¿Qué estudiante? ¿Qué paciente?
Las cinco preguntas apuntan a complejizar un poco la perspectiva desde la que fui invitado, que giraba en torno a la definición de clínica y educación. Complejizan el asunto porque pluralizan los elementos implicados allí. La clínica no existe. La educación no existe. La institución no existe. El estudiante no existe. El paciente no existe. Existen diversos modos de hacer clínica, diversos modos de educar, diversas instituciones y, finalmente, diversos estudiantes y diversos pacientes. Por lo tanto una relación entre clínica y educación, así en abstracto, se vuelve imposible.