La enseñanza del psicoanálisis tiene desde el comienzo un obstáculo: sus hipótesis contradicen los puntos de vista corrientes. Ya en sus Lecciones introductorias al Psicoanálisis, de 1915, Freud definía a éste como un tratamiento especial de la neurosis que se diferencia de la manera en que la medicina y la psiquiatría enfrentan tales perturbaciones (estas disciplinas limitaban sus enfoques a los factores anatómicos, físicos y químicos a la hora de determinar las causas de las enfermedades).
Freud aportó una nueva concepción del sujeto y un arsenal de términos que han quedado en el uso cotidiano (inconsciente, represión, sexualidad, sentimiento de culpa, angustia, etc).
El propio Freud cuenta que en un principio el psicoanálisis tuvo un fin puramente terapéutico que se proponía curar las enfermedades neuróticas.
La primera novedad en la concepción de la neurosis consistió en caracterizar a los “síntomas neuróticos” como expresiones de un proceso “psicógeno”, esto es, “a sedimentos de procesos anímicos transcurridos”, cuya característica es ser inconscientes.
El desarrollo de este texto, desde ese inicio, se basa en un resumen de lo esencial de EL PSICOANÁLISIS, de Elena Lubián.
Freud aportó una nueva concepción del sujeto y un arsenal de términos que han quedado en el uso cotidiano (inconsciente, represión, sexualidad, sentimiento de culpa, angustia, etc).
El propio Freud cuenta que en un principio el psicoanálisis tuvo un fin puramente terapéutico que se proponía curar las enfermedades neuróticas.
La primera novedad en la concepción de la neurosis consistió en caracterizar a los “síntomas neuróticos” como expresiones de un proceso “psicógeno”, esto es, “a sedimentos de procesos anímicos transcurridos”, cuya característica es ser inconscientes.
El desarrollo de este texto, desde ese inicio, se basa en un resumen de lo esencial de EL PSICOANÁLISIS, de Elena Lubián.