Qué hacemos para construir un discurso disidente y transformador con aquello que hoy sirve para enmascarar la realidad y transmitir ideología: la literatura. La pregunta podría ser: ¿para qué sirve la literatura? Aunque quizás sería mejor: ¿a quién sirve la literatura? Frente a la concepción idealista de una literatura autónoma y al margen de las relaciones históricas, los autores afirman que no existe una escritura inocente, que toda literatura, incluso la más evasiva (quizás esta más que ninguna) contiene ideología. Para ello analizan el lugar de la literatura en el capitalismo, de qué manera puede servir para enmascarar la realidad, para velar las relaciones de dominación. Y desde ahí dar la vuelta al argumento, y pensar en una escritura que en vez de ocultar sirva para desvelar esas relaciones, y transformarlas. Una apuesta por la lectura crítica, consciente y disidente, frente al lector convertido en cliente por el mercado literario.
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