¿Qué hacemos para que el Estado asuma por completo la pluralidad social existente, y sea reflejo de una sociedad laica? España no es ya un país católico, sino que hoy es una sociedad plural en creencias y muy secularizada. Y, sin embargo, mantenemos una legislación en materia de libertad religiosa que tiene inercias de hace cuarenta años y que ignora el cambio social producido. El sistema legal asegura la posición dominante del catolicismo sobre otras creencias y sobre la mayoría de los ciudadanos que no son creyentes. La sociedad va por un lado y las leyes por otro. La laicidad es la única forma de asegurar la igualdad y el respeto de todos los derechos, y su consecución pasa por normalizar las creencias, que deben tener su espacio, y por revisar asuntos como los pactos con las confesiones, la financiación, los conciertos educativos, la asignatura y el profesorado de religión, o la confusión de símbolos y ritos.
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