Solo lleva un minuto, aproximadamente, leer cada una de la anécdotas que aparecen en este libro. Probablemente, el lenguaje del Maestro pueda resultar misterioso, exasperante y hasta absurdo. Pero es que este no es un libro fácil. No ha sido escrito para instruir, sino para despertar.
Escondida en sus páginas (no en las palabras impresas, ni siquiera en los propios cuentos, sino en el espíritu, en su talante, en su atmósfera) hay una SABIDURIA que no puede expresarse en lenguaje humano. Mientras se lee la página impresa y se esfuerza un por penetrar el críptico lenguaje del Maestro, tal vez, sin darse uno cuenta, tropiece con la Enseñanza Silenciosa que se esconde en este libro y resulte uno despierto... y transformado.
Si tiene uno la suerte de despertar de este modo, comprenderá por qué el mejor lenguaje es el lenguaje no hablado, la mejor acción es la que no se realiza y el mejor cambio es el no pretendido.
Escondida en sus páginas (no en las palabras impresas, ni siquiera en los propios cuentos, sino en el espíritu, en su talante, en su atmósfera) hay una SABIDURIA que no puede expresarse en lenguaje humano. Mientras se lee la página impresa y se esfuerza un por penetrar el críptico lenguaje del Maestro, tal vez, sin darse uno cuenta, tropiece con la Enseñanza Silenciosa que se esconde en este libro y resulte uno despierto... y transformado.
Si tiene uno la suerte de despertar de este modo, comprenderá por qué el mejor lenguaje es el lenguaje no hablado, la mejor acción es la que no se realiza y el mejor cambio es el no pretendido.