¿Es posible atravesar un precipicio, acertándole al único puente que hay, esquivando sus tablas rotas para no terminar en la boca de los cocodrilos y avanzando a tientas con los ojos vendados? Tan difícil como pretender que te hayan resultado los cientos de dietas que has probado en tu vida. El camino para ser flaca y, más aún, feliz, es para la mayoría de las mujeres una travesía turbulenta, frustrante e inabarcable. ¿Por dónde empezar? Pues muy fácil: diseñando tu vida como quieres que sea y pasando del pensamiento a la acción; tomando las riendas y dejando de actuar según los mandatos sociales, las creencias personales o tu disposición biológica.
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