«Esta es la historia de Susana Soca. O, al menos, una forma de
contarla.» Así, la escritora Claudia Amengual comienza su viaje por la
vida de la mujer enigmática, de la poeta invisible, de la mecenas
olvidada. La vida de la mujer que se resistió activamente a los cánones
de su época y que, en lugar de convertirse en señora de su hogar, se
volvió agente enérgico de la vida cultural.
La retrataron Picasso y Valentine Hugo. Trató con Cocteau, Éluard,
Pasternak# Mantuvo vínculos estrechos con Onetti, Felisberto Hernández y
Henri Michaux. Y una rivalidad, que en el fondo fue complicidad, con
Victoria Ocampo, su álter ego argentino. Escribió poesía y ensayo. Creó
una revista literaria que tuvo una primera etapa en París y una segunda
en Montevideo, y buscó ser puente entre la cultura de un lado y otro del
océano. Susana intentó dar luz a tantos artistas que se quedó sin brillo
para sí misma. Al punto de que hoy se la recuerda como una sombra, como
un fantasma, como casi nada. Como poco más que la hija de Francisco
Soca, «el del nombre de la calle». Esta investigación de tres años entre
Montevideo, Buenos Aires y París intenta así saldar una deuda y
rescatarla de las sombras para darle el lugar que le corresponde.
Una investigación con el rigor metodológico de la academia, pero contada
con la prosa y el estilo de la mejor narrativa, esa que es ya sello
característico de Amengual. Una historia como Susana Soca merecía. Y que
el lector agradecerá.
contarla.» Así, la escritora Claudia Amengual comienza su viaje por la
vida de la mujer enigmática, de la poeta invisible, de la mecenas
olvidada. La vida de la mujer que se resistió activamente a los cánones
de su época y que, en lugar de convertirse en señora de su hogar, se
volvió agente enérgico de la vida cultural.
La retrataron Picasso y Valentine Hugo. Trató con Cocteau, Éluard,
Pasternak# Mantuvo vínculos estrechos con Onetti, Felisberto Hernández y
Henri Michaux. Y una rivalidad, que en el fondo fue complicidad, con
Victoria Ocampo, su álter ego argentino. Escribió poesía y ensayo. Creó
una revista literaria que tuvo una primera etapa en París y una segunda
en Montevideo, y buscó ser puente entre la cultura de un lado y otro del
océano. Susana intentó dar luz a tantos artistas que se quedó sin brillo
para sí misma. Al punto de que hoy se la recuerda como una sombra, como
un fantasma, como casi nada. Como poco más que la hija de Francisco
Soca, «el del nombre de la calle». Esta investigación de tres años entre
Montevideo, Buenos Aires y París intenta así saldar una deuda y
rescatarla de las sombras para darle el lugar que le corresponde.
Una investigación con el rigor metodológico de la academia, pero contada
con la prosa y el estilo de la mejor narrativa, esa que es ya sello
característico de Amengual. Una historia como Susana Soca merecía. Y que
el lector agradecerá.