Yung Sei, una soldado sobreviviente de la destrucción en fuego nuclear de su ciudad natal, decide escapar de los dolores de la guerra y sus trágicas consecuencias al intentar hallar la paz y la tranquilidad en algún lugar del universo...
Esta historia comienza cuando unos miembros de la «Escuadra Invulnerable» —organización que pretende dominar el universo entero mediante la guerra, a través su sistema de unidades móviles, es decir, especie de máquinas humanoides, algunas con capacidad transformable en naves, conocidas la mayoría como Razorzacks— intentan abusar sexualmente de una pobre nativa llamada Teresa, que es muy atractiva. Afortunadamente para ella, Yung Sei estaba cerca del lugar, y logra salvar a la joven gracias a su rifle de reglamento, sin embargo en vista del dolor interno que la atormenta de ver morir a sus conciudadanos en fuego nuclear, ella decide darle una oportunidad a los miembros de la S.V. (Escuadra Invulnerable) perdonándoles la vida, ya que ella sirvió a la S.V. en otro planeta y le resulta extraño este procedimiento, aparte ella considera que toda persona tiene derecho a una segunda oportunidad, situación que fue negada en el ataque nuclear a su ciudad.
Sin embargo, como venganza estos miembros levantan un falso informe y deciden destruir salvajemente mediante el tronar de las metralletas a toda la población menos a la familia de Teresa como una especie de castigo a Yung Sei por haberlos desafiado...
Pero uno de los miembros lleno de orgullo revela que la S.V. está desarrollando una unidad nuclear para poner fin al conflicto, de una manera más rápida, en la región conocida como la República de Nogaisa, que a través del Telón de Acero se ha dividido en dos repúblicas: Nogaisa del Norte y Nogaisa del Sur, la S.V. apoya a Nogaisa del Sur y Yung Sei teme que se vuelva a repetir la historia por la que pasó su ciudad al desaparecer en fuego nuclear y comienza a meditar que debe hacer lo imposible por detener el desarrollo de esa unidad, pero no se siente convencida para ello...
Es allí, luego de escuchar a la madre de Teresa, Aurelia, quién clama que en el paralelo 34, la cual es la zona neutral que pertenece a los independientes, debido a los abusos cometidos por la S.V. «No hay dios que nos escuche», donde Yung Sei razona «Pero yo sí puedo escucharlos», y es en ese momento que ella decide, que tal vez, tenga que volver a luchar...
Esta historia comienza cuando unos miembros de la «Escuadra Invulnerable» —organización que pretende dominar el universo entero mediante la guerra, a través su sistema de unidades móviles, es decir, especie de máquinas humanoides, algunas con capacidad transformable en naves, conocidas la mayoría como Razorzacks— intentan abusar sexualmente de una pobre nativa llamada Teresa, que es muy atractiva. Afortunadamente para ella, Yung Sei estaba cerca del lugar, y logra salvar a la joven gracias a su rifle de reglamento, sin embargo en vista del dolor interno que la atormenta de ver morir a sus conciudadanos en fuego nuclear, ella decide darle una oportunidad a los miembros de la S.V. (Escuadra Invulnerable) perdonándoles la vida, ya que ella sirvió a la S.V. en otro planeta y le resulta extraño este procedimiento, aparte ella considera que toda persona tiene derecho a una segunda oportunidad, situación que fue negada en el ataque nuclear a su ciudad.
Sin embargo, como venganza estos miembros levantan un falso informe y deciden destruir salvajemente mediante el tronar de las metralletas a toda la población menos a la familia de Teresa como una especie de castigo a Yung Sei por haberlos desafiado...
Pero uno de los miembros lleno de orgullo revela que la S.V. está desarrollando una unidad nuclear para poner fin al conflicto, de una manera más rápida, en la región conocida como la República de Nogaisa, que a través del Telón de Acero se ha dividido en dos repúblicas: Nogaisa del Norte y Nogaisa del Sur, la S.V. apoya a Nogaisa del Sur y Yung Sei teme que se vuelva a repetir la historia por la que pasó su ciudad al desaparecer en fuego nuclear y comienza a meditar que debe hacer lo imposible por detener el desarrollo de esa unidad, pero no se siente convencida para ello...
Es allí, luego de escuchar a la madre de Teresa, Aurelia, quién clama que en el paralelo 34, la cual es la zona neutral que pertenece a los independientes, debido a los abusos cometidos por la S.V. «No hay dios que nos escuche», donde Yung Sei razona «Pero yo sí puedo escucharlos», y es en ese momento que ella decide, que tal vez, tenga que volver a luchar...