Recuerdos es la obra más personal de Alexis de Tocqueville. Recoge sus impresiones, sus dudas y sus reflexiones privadas acerca de las personas con las que tuvo contacto a lo largo de su vida política. No son unas memorias al uso, ni tampoco un relato histórico en sentido estricto: Tocqueville escoge y caracteriza los hechos que considera más relevantes para entender las circunstancias que condujeron hasta la Revolución Francesa de 1848, y retrata con lucidez y autoridad a los protagonistas de los acontecimientos que dieron forma a la Francia (y a la Europa) moderna.
El reinado de Luis Felipe de Orléans había desembocado en la Revolución Francesa de 1848, que tuvo réplicas en prácticamente todas las naciones europeas. Poco después, Luis Napoleón, el futuro Napoleón III, se hacía con el poder en las primeras elecciones celebradas bajo sufragio universal. Francia se encontraba ante un momento crucial cuya relevancia para el futuro Tocqueville comprendió mejor que ninguno de sus contemporáneos, incluido Karl Marx, y su poco conocida etapa como Ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno de Luis Napoleón tuvo mucho que ver con ese discernimiento. El proceso que atravesaba Francia a lo largo de la primera mitad del siglo XIX tenía un origen indiscutible, la Revolución Francesa de 1789, pero seguía sin adivinarse su final, y la única certeza provenía del modelo de sociedad aristocrático que había desaparecido para siempre. Definir los rasgos de la sociedad que lo sustituiría es precisamente lo que Tocqueville intenta a lo largo de estas páginas, fijando en primer lugar los hechos con tiento y con objetividad, consciente de vivir en una época caracterizada por la confusión. Testigo de excepción de los entresijos del poder que estaba cambiando de manos a un ritmo vertiginoso, y consciente de los peligros implícitos en la deriva política que estaba tomando su país, sus reflexiones suponen un valioso testimonio para cualquier sociedad obligada a construir un nuevo marco de convivencia perdurable en medio de una situación cambiante y desordenada. El de Tocqueville es un relato a la vez franco y emocionante de lo realmente ocurrido en aquellos turbulentos meses en Francia, pero la validez de sus pronósticos trasciende su época y sus fronteras: toda nación que ensaya la compleja síntesis entre libertad e igualdad se ve, antes o después, enfrentada a los mismos dilemas.
Recuerdos no fue pensada para ser publicada; la obra, escrita a retazos durante un retiro temporal, pretendía servir para aclarar sus ideas tras su efímero paso por el gobierno de Luis Napoleón. En ninguna otra obra podemos reconocer de manera más nítida la personalidad del autor, que escribe en esta ocasión con la libertad propia de la reflexión íntima, hablando sobre sus contemporáneos y sobre sí mismo con cercanía y sinceridad.
Recuerdos se presenta aquí en una traducción basada en la edición francesa de Calmann Lévy de 1893. Incluye los comentarios que Tocqueville escribió en el manuscrito, las variantes del texto, que fue cercenado en un primer momento siguiendo las instrucciones del propio Tocqueville para salvaguardar el honor de los aludidos en la obra, y también las correcciones y notas añadidas por el editor. Se han añadido también abundantes imágenes que contribuyen a complementar las descripciones del autor. Por último, se incluye, además de los cuatro apéndices originales de la obra, una intervención de Victor Hugo en la Asamblea Nacional en la que debate la postura de Tocqueville respecto a la expedición a Roma, uno de los incidentes más comprometidos de su breve ministerio.
El reinado de Luis Felipe de Orléans había desembocado en la Revolución Francesa de 1848, que tuvo réplicas en prácticamente todas las naciones europeas. Poco después, Luis Napoleón, el futuro Napoleón III, se hacía con el poder en las primeras elecciones celebradas bajo sufragio universal. Francia se encontraba ante un momento crucial cuya relevancia para el futuro Tocqueville comprendió mejor que ninguno de sus contemporáneos, incluido Karl Marx, y su poco conocida etapa como Ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno de Luis Napoleón tuvo mucho que ver con ese discernimiento. El proceso que atravesaba Francia a lo largo de la primera mitad del siglo XIX tenía un origen indiscutible, la Revolución Francesa de 1789, pero seguía sin adivinarse su final, y la única certeza provenía del modelo de sociedad aristocrático que había desaparecido para siempre. Definir los rasgos de la sociedad que lo sustituiría es precisamente lo que Tocqueville intenta a lo largo de estas páginas, fijando en primer lugar los hechos con tiento y con objetividad, consciente de vivir en una época caracterizada por la confusión. Testigo de excepción de los entresijos del poder que estaba cambiando de manos a un ritmo vertiginoso, y consciente de los peligros implícitos en la deriva política que estaba tomando su país, sus reflexiones suponen un valioso testimonio para cualquier sociedad obligada a construir un nuevo marco de convivencia perdurable en medio de una situación cambiante y desordenada. El de Tocqueville es un relato a la vez franco y emocionante de lo realmente ocurrido en aquellos turbulentos meses en Francia, pero la validez de sus pronósticos trasciende su época y sus fronteras: toda nación que ensaya la compleja síntesis entre libertad e igualdad se ve, antes o después, enfrentada a los mismos dilemas.
Recuerdos no fue pensada para ser publicada; la obra, escrita a retazos durante un retiro temporal, pretendía servir para aclarar sus ideas tras su efímero paso por el gobierno de Luis Napoleón. En ninguna otra obra podemos reconocer de manera más nítida la personalidad del autor, que escribe en esta ocasión con la libertad propia de la reflexión íntima, hablando sobre sus contemporáneos y sobre sí mismo con cercanía y sinceridad.
Recuerdos se presenta aquí en una traducción basada en la edición francesa de Calmann Lévy de 1893. Incluye los comentarios que Tocqueville escribió en el manuscrito, las variantes del texto, que fue cercenado en un primer momento siguiendo las instrucciones del propio Tocqueville para salvaguardar el honor de los aludidos en la obra, y también las correcciones y notas añadidas por el editor. Se han añadido también abundantes imágenes que contribuyen a complementar las descripciones del autor. Por último, se incluye, además de los cuatro apéndices originales de la obra, una intervención de Victor Hugo en la Asamblea Nacional en la que debate la postura de Tocqueville respecto a la expedición a Roma, uno de los incidentes más comprometidos de su breve ministerio.