Usted no puede. Dios sí puede.
La vida siempre puede mejorarse —en nosotros mismos, en nuestras relaciones y prácticamente en todo. Pero todos nuestros audaces intentos por mejorar —si es que alguna vez cambian algo— son incompletos en el mejor de los casos o son absolutos fracasos en el peor de ellos. A veces son mucho peor que eso.
A menos que...
El evangelio de Jesucristo es la gran definición de la vida que comienza con “a menos que”... tanto para quienes ya creen (pero que no pueden creer los líos en los que todavía se meten), como así también aquellos que todavía no creen pero simplemente admiten que vivir como viven actualmente no los lleva con éxito a ninguna parte.
Redención, escrito con la audaz intensidad de un pastor y la profunda percepción de un consejero, permite que el lector profundice en las Escrituras y también en sí mismo, descubriendo así que el corazón de todos nuestros problemas es verdaderamente el problema de nuestro corazón. Sin embargo, gracias a lo que Dios ha hecho y lo que Dios puede hacer, la persona más segura y satisfecha que haya conocido podría ser usted —redimido por medio de Jesucristo.
De hecho, ninguno de nosotros puede hacer lo necesario para que nuestra vida mejore, tomando lo que siempre es frustrante y convirtiéndolo en algo perfectamente satisfactorio. No obstante, a pesar de que suene tan desesperante, es la absoluta verdad en que las buenas noticias cobran vida... en su vida. Así como lo que se ha perdido puede hallarse, lo que está mal —incluso ahora— puede recuperarse.
You can’t. God can.
Life never lacks for improvement—in ourselves, in our relationships, in just about everything. But all our brave stabs at getting better, if they ever change anything, are incomplete at best, complete failures at worst. Sometimes much worse.
Unless . . .
The gospel of Jesus Christ is the great “unless” of life—both for those who already believe (but can’t believe the messes they’re still capable of making), as well as those who don’t yet believe but just know their way isn’t working.
Recovering Redemption, written with a pastor’s bold intensity and a counselor’s discerning insight, takes you deeply into Scripture to take you deeply inside yourself, discovering that the heart of all our problems is truly the problem of our hearts. But because of what God has done, and because of what God can do, the most confident, contented person you know could actually be you—redeemed through Jesus Christ.
None of us, really, can do what’s required to change our lives for the better, taking what’s persistently frustrating and making it perfectly satisfying. Yet as hopeless as that may sound, it is the flat-line truth in which good news comes to life . . . to your life. For just as what’s lost can be found, what’s wrong can—even now—be recovered.
La vida siempre puede mejorarse —en nosotros mismos, en nuestras relaciones y prácticamente en todo. Pero todos nuestros audaces intentos por mejorar —si es que alguna vez cambian algo— son incompletos en el mejor de los casos o son absolutos fracasos en el peor de ellos. A veces son mucho peor que eso.
A menos que...
El evangelio de Jesucristo es la gran definición de la vida que comienza con “a menos que”... tanto para quienes ya creen (pero que no pueden creer los líos en los que todavía se meten), como así también aquellos que todavía no creen pero simplemente admiten que vivir como viven actualmente no los lleva con éxito a ninguna parte.
Redención, escrito con la audaz intensidad de un pastor y la profunda percepción de un consejero, permite que el lector profundice en las Escrituras y también en sí mismo, descubriendo así que el corazón de todos nuestros problemas es verdaderamente el problema de nuestro corazón. Sin embargo, gracias a lo que Dios ha hecho y lo que Dios puede hacer, la persona más segura y satisfecha que haya conocido podría ser usted —redimido por medio de Jesucristo.
De hecho, ninguno de nosotros puede hacer lo necesario para que nuestra vida mejore, tomando lo que siempre es frustrante y convirtiéndolo en algo perfectamente satisfactorio. No obstante, a pesar de que suene tan desesperante, es la absoluta verdad en que las buenas noticias cobran vida... en su vida. Así como lo que se ha perdido puede hallarse, lo que está mal —incluso ahora— puede recuperarse.
You can’t. God can.
Life never lacks for improvement—in ourselves, in our relationships, in just about everything. But all our brave stabs at getting better, if they ever change anything, are incomplete at best, complete failures at worst. Sometimes much worse.
Unless . . .
The gospel of Jesus Christ is the great “unless” of life—both for those who already believe (but can’t believe the messes they’re still capable of making), as well as those who don’t yet believe but just know their way isn’t working.
Recovering Redemption, written with a pastor’s bold intensity and a counselor’s discerning insight, takes you deeply into Scripture to take you deeply inside yourself, discovering that the heart of all our problems is truly the problem of our hearts. But because of what God has done, and because of what God can do, the most confident, contented person you know could actually be you—redeemed through Jesus Christ.
None of us, really, can do what’s required to change our lives for the better, taking what’s persistently frustrating and making it perfectly satisfying. Yet as hopeless as that may sound, it is the flat-line truth in which good news comes to life . . . to your life. For just as what’s lost can be found, what’s wrong can—even now—be recovered.