Este libro tiene como propósito fundamental examinar los cambios filosóficos, religiosos y sociales que se han venido experimentando en los últimos tiempos: desde la perspectiva filosófica, cobra vigencia el “utilitarismo” y el “nuevo humanismo” y sus vínculos con lo religioso, hasta culminar con el ocaso de la civilización occidental que hemos conocido, ya imbuida y condicionada por las nuevas tendencias culturales, materias sobre las cuales se hace reflexión y pedagogía. Es este trabajo, entonces, una pequeña colección de ensayos producto de la investigación, observación y reflexión sobre diversos temas que conciernen al hombre y su medio: el derecho, la economía, la política, la religión y la sociedad puestos al servicio del Nuevo Orden Mundial pretendido. El sustento principal es el intento por demostrar que los cambios sociales y políticos que estamos experimentando en la vida contemporánea no se entienden cabalmente sin la comprensión de cómo el derecho ha venido evolucionando desde un sustrato puramente iusnaturalista, posteriormente positivista y últimamente voluntarista. Coadyuvan estos cambios otras fuerzas e instituciones diversas, como la Iglesia católica, que ha hecho suya la idea de una globalización de carácter religioso, pero también de un gobierno mundial cuyo fin sea una mejor distribución de las riquezas de los pueblos hermanados en puntos concretos de civilización y creencias compartidas, para lo cual se quiere condicionarnos a un nuevo modo de pensar y de obrar. Así, la religión, desde la ambigüedad de los textos y las encíclicas, hasta la política, desde su influencia catalizadora de estas nuevas tendencias y fuerzas, se están encargando de hacer un nuevo ciudadano: un hombre sin ideología, sin posturas morales, sin convicciones éticas formales, sin creencias religiosas, que por lo pronto asume un pragmatismo laicista. Es también dentro de este contexto que también nos planteamos la ilimitada y absoluta dignidad del hombre que hoy desde los púlpitos y encíclicas se pregona. De otro lado, planteamos un análisis sobre la forma en que los seres humanos funcionan en el mundo que hemos dado en llamar “La elección racional del egoísta imperfecto”, y su contraparte utilitarista, pues nos parece que la inmensa mayoría de la gente, religiosa o no, altruista o no, se mueve dentro de ciertos parámetros racionales en el ejercicio de su natural egoísmo o natural altruismo. Esta es, pues, una frontal crítica al utilitarismo que pretende exponer que todos los seres humanos son movidos solamente por motivos de placer, que de alguna manera la satisfacción se puede medir por números cardinales y que, quiérase que no, el hombre es un egoísta perfecto. La reflexión que también quiere suscitar este conjunto de ensayos es sobre a qué clase de sociedad nos dirigimos; si es a una sociedad regida por ciertas normas de tradicional arraigo, o a una donde las mayorías transitorias pueden disponer como plazcan de los elementos sociales, culturales y religiosos que han formado la fisonomía de nuestros pueblos. La reflexión consiste en proponer caminos y aun limitar las exorbitantes libertades que amenazan con destruir la libertad misma, que siempre se concibió como limitada a la verdad y al bien común. Los vertiginosos cambios aquí observados sacuden a la humanidad y desestabilizan sus más caras instituciones, como la familia, el organismo social en su conjunto y el depósito cultural de Occidente, porque el hombre, con puntos móviles de referencia y olvido de la tradición que ha forjado sus más perdurables instituciones, parece haber perdido sus caminos al convertirse en fácil presa de las más modernas utopías.
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