¿Se atrevería a escribir con sinceridad sobre sus propios sentimientos? ¿Lo ha intentado alguna vez? ¿Cree que sería capaz de contar la verdad de su historia? ¿Se atrevería después a publicarla?
Cuando uno está ya harto de estar harto no le viene mal sentarse frente a una hoja en blanco a redactar su testamento desapasionado y acordarse de hasta del lucero de alba.
Tampoco hay que ponerse en plan trascendente no vale la pena y quizá la gran dificultad y lo que hace a hombres y mujeres que se conviertan en personajes para guardar en la memoria, sea simplemente su solidaridad con el prójimo.
Pregúntale a cualquier anciano que le diga lo que entiende qué es la vida y lo que opina del prójimo.
¡Qué parecidos resultamos todos al final! ¿Será porque al terminar la partida el rey y el peón van a descansar a la misma caja cargando sólo con sus cicatrices?
Y una pregunta final ¿Sirve de algo ser pesimista?
Y es mentira eso de que sólo los imbéciles son felices. Hay imbéciles que también son infelices.
Cuando uno está ya harto de estar harto no le viene mal sentarse frente a una hoja en blanco a redactar su testamento desapasionado y acordarse de hasta del lucero de alba.
Tampoco hay que ponerse en plan trascendente no vale la pena y quizá la gran dificultad y lo que hace a hombres y mujeres que se conviertan en personajes para guardar en la memoria, sea simplemente su solidaridad con el prójimo.
Pregúntale a cualquier anciano que le diga lo que entiende qué es la vida y lo que opina del prójimo.
¡Qué parecidos resultamos todos al final! ¿Será porque al terminar la partida el rey y el peón van a descansar a la misma caja cargando sólo con sus cicatrices?
Y una pregunta final ¿Sirve de algo ser pesimista?
Y es mentira eso de que sólo los imbéciles son felices. Hay imbéciles que también son infelices.