En este libro, escrito a los ochenta y seis años por un profesor de literatura apasionado de la lectura de “El Quijote”, se recogen con curiosidad y cariño las joyas sueltas de los más de trescientos cincuenta refranes y sentencias de sus personajes, que Cervantes considera parte de su estilo. El autor nos hace así rememorar la sabiduría, ingenio y buen humor que encierran los diálogos y aventuras del Ingenioso Hidalgo.
Este libro, por tanto, es un desahogo del corazón que el autor le dedica a Cervantes en agradecimiento a todo el bien que le ha hecho en su vida.
Este libro, por tanto, es un desahogo del corazón que el autor le dedica a Cervantes en agradecimiento a todo el bien que le ha hecho en su vida.