Cuando analizamos detalladamente los maravillosos dones de la fertilidad del hombre y la mujer, es fascinante reconocer la verdadera historia de cómo cada uno de nosotros llega a ser creado en el vientre de nuestra madre. La vida empieza desde el principio. Esto parece una declaración bastante obvia hasta que recordamos que hay entidades que lo niegan, como si la ciencia no lo hubiese demostrado ya. Cuando lo invisible se vuelve visible es el momento de la concepción, somos seres humanos genéticamente completos, individuos únicos que sólo necesitan tiempo y alimento de nuestras madres para crecer y nacer. Podemos maravillar a nuestros hijos e instar en ellos el respeto por el milagro de la vida y de la paternidad cuando les expliquemos cómo todo ser humano, en algún tiempo, ha vivido y crecido en el lugar sagrado de nuestro cuerpo, el vientre de la madre.
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