«En Sebastopol no me convertí en un general de las armas, sino de las letras.»
Lev N. Tolstói
El sitio de Sevastópol, que se inició en septiembre de 1854 y se prolongaría todo un año, fue uno de los episodios decisivos de la guerra de Crimea, en la que Rusia se enfrentó a una alianza turco-anglo-francesa.
Lev N. Tolstói, por entonces alférez en el Ejército ruso, llegó a Sevastópol en noviembre de 1854. Imbuido en principio por un espíritu muy patriótico, no tardó sin embargo en abandonar el romanticismo y en empezar a pensar que «las cuestiones que no resuelven los diplomáticos menos aún las resuelven la pólvora y la sangre». Entre junio de 1855 y enero de 1856 se publicaron sus Relatos de Sevastópol
Más que los combates, a Tolstói le interesaba la psicología de los combatientes, su reacción ante la muerte y el horror, y las complejas sutilezas de la jerarquía militar, a menudo tratada con irreverencia. Junto con los de William Howard Russell, estos relatos pueden considerarse los primeros reportajes de guerra modernos.
Lev Nikoláievich Tolstói nació en 1828, en Yásnaia Poliana, en la región de Tula, de una familia aristócrata. En 1844 empezó Derecho y Lenguas Orientales en la universidad de Kazán, pero dejó los estudios y llevó una vida algo disipada en Moscú y San Petersburgo. En 1851 se enroló con su hermano mayor en un regimiento de artillería en el Cáucaso.
En 1852 publicó Infancia, el primero de los textos autobiográficos que, seguido de Adolescencia (1854) y Juventud (1857), le hicieron famoso, así como sus recuerdos de la guerra de Crimea, de corte realista y antibelicista, Relatos de Sevastópol (1855-1856). La fama, sin embargo, le disgustó y, después de un viaje por Europa en 1857, decidió instalarse en Yásnaia Poliana, donde fundó una escuela para hijos de campesinos.
El éxito de su monumental novela Guerra y paz (1865-1869) y de Anna Karénina (1873-1878), dos hitos de la literatura universal, no alivió una profunda crisis espiritual, de la que dio cuenta en Mi confesión (1878-1882), donde prácticamente abjuró del arte literario y propugnó un modo de vida basado en el Evangelio, la castidad, el trabajo manual y la renuncia a la violencia. A partir de entonces el grueso de su obra lo compondrían fábulas y cuentos de orientación popular, tratados morales y ensayos como Qué es el arte (1898) y algunas obras de teatro como El poder de las tinieblas (1886) y El cadáver viviente (1900); su única novela de esa época fue Resurrección (1899), escrita para recaudar fondos para la secta pacifista de los dujobori (guerreros del alma). Una ex-tensa colección de sus Relatos ha sido publicada en Alba. En 1901 fue excomulgado por la Iglesia Ortodoxa. Murió en 1910, rumbo a un monasterio, en la estación de tren de Astápovo.