La memoria personal seguirá siendo el mejor sitio para guardar las historias de los sucesos que nos afectan en el trascurso de la vida, sean estos: Goces, angustias, risas, sollozos, esperanzas o abatimientos.
Considerando esto, mi tendencia era no olvidar los acontecimientos principales que para mí tenían significado, con la convicción que, si los problemas se quieren arreglar, deben hacerse visibles.
No quería esperar a que las vivencias de mi vida, se convirtieran en reflejos y decidí abrir el baúl de mis recuerdos para desenterrar los apuntes y los relatos que mis entrañables colegas de trabajo me habían entregado, con el propósito de hacer un texto de sus autobiografías.
Fueron 45 años de continua labor en una aerolínea, compartiendo con muchos compañeros los distintos vuelos.
Me adapté a viajar sin maleta por todo el mundo, donde fui cómplice, de las aventuras que normalmente tienen los tripulantes de las aerolíneas comerciales en las ciudades donde pernoctan.
Estos relatos los escribí a la manera colombiana sin desconocer la evolución que ha tenido esta profesión desde el siglo XVI cuando la monarquía española le asignó a este oficio el nombre de Azafata; haciendo alusión al azafate en que la viuda noble le llevaba a la reina su vestimenta y las alhajas.
Para azafatas siempre se escogen atractivas rubias como aparecen en las series televisivas y las películas donde han participado líneas aéreas como PAM AM, Branif y Japan Airlines que muestra los exigentes adiestramientos a que son sometidas sus auxiliares de vuelo.
Aerovías fue el escenario para muchos de estos episodios, y una de las aerolíneas que, desde sus principios, ha tenido la altivez de tener en su flota de vuelo las aeronaves más modernas que se hubiesen fabricado en el mundo. De esto, estamos orgulloso los colombianos y los que hemos sido empleados de dicha empresa.
Existe el dicho que “Los marineros en cada puerto tienen un amor”, pero en las tripulaciones de un avión, este dicho se cambia, a que “en cada hotel hay un romance”.
Es posible que el libro no sea tan bueno como lo es el título para los curiosos. Lo escribí con la intención de plasmar, con los protagonistas, una mezcla de ficción y realidad equitativa.
Sin embargo, Estela, la protagonista de este relato, con su feminismo y liderazgo me sedujo para hacerla adalid en esta narrativa.
Los episodios descritos en este libro tienen más de 30 años de haber ocurrido, si por coincidencia del destino existen hoy personas que hayan pasado por esas ocurrencias, a ellas le debo mis debidas disculpas.
Considerando esto, mi tendencia era no olvidar los acontecimientos principales que para mí tenían significado, con la convicción que, si los problemas se quieren arreglar, deben hacerse visibles.
No quería esperar a que las vivencias de mi vida, se convirtieran en reflejos y decidí abrir el baúl de mis recuerdos para desenterrar los apuntes y los relatos que mis entrañables colegas de trabajo me habían entregado, con el propósito de hacer un texto de sus autobiografías.
Fueron 45 años de continua labor en una aerolínea, compartiendo con muchos compañeros los distintos vuelos.
Me adapté a viajar sin maleta por todo el mundo, donde fui cómplice, de las aventuras que normalmente tienen los tripulantes de las aerolíneas comerciales en las ciudades donde pernoctan.
Estos relatos los escribí a la manera colombiana sin desconocer la evolución que ha tenido esta profesión desde el siglo XVI cuando la monarquía española le asignó a este oficio el nombre de Azafata; haciendo alusión al azafate en que la viuda noble le llevaba a la reina su vestimenta y las alhajas.
Para azafatas siempre se escogen atractivas rubias como aparecen en las series televisivas y las películas donde han participado líneas aéreas como PAM AM, Branif y Japan Airlines que muestra los exigentes adiestramientos a que son sometidas sus auxiliares de vuelo.
Aerovías fue el escenario para muchos de estos episodios, y una de las aerolíneas que, desde sus principios, ha tenido la altivez de tener en su flota de vuelo las aeronaves más modernas que se hubiesen fabricado en el mundo. De esto, estamos orgulloso los colombianos y los que hemos sido empleados de dicha empresa.
Existe el dicho que “Los marineros en cada puerto tienen un amor”, pero en las tripulaciones de un avión, este dicho se cambia, a que “en cada hotel hay un romance”.
Es posible que el libro no sea tan bueno como lo es el título para los curiosos. Lo escribí con la intención de plasmar, con los protagonistas, una mezcla de ficción y realidad equitativa.
Sin embargo, Estela, la protagonista de este relato, con su feminismo y liderazgo me sedujo para hacerla adalid en esta narrativa.
Los episodios descritos en este libro tienen más de 30 años de haber ocurrido, si por coincidencia del destino existen hoy personas que hayan pasado por esas ocurrencias, a ellas le debo mis debidas disculpas.