Rosalie Winters era todo un desafío: una mujer hermosa y distante que se negaba a participar en el juego de seducción del jeque Arik Kareem Ben Hassan y que carecía de sofisticación y malicia.
Arik sabía que, si realmente quería conquistarla, tendría que tomarse las cosas con calma. Rosalie era demasiado tímida, como si le hubiese sucedido algo terrible que la hubiera cambiado para siempre. Pero él sabía que tarde o temprano conseguiría que se abriese y aceptase el amor que sólo él podía darle.