Cada sensei tiene su forma de enseñar, su personalidad y su manera de entender las clases. No pretendo hacer un retrato robot y limitador de cómo ser el mejor profesor, ya que por definición no puede existir, sino proponer puntos de reflexión para mejorar nuestra práctica personal, siempre respetando el estilo de cada uno/a. En la docencia no hay tallas únicas ni verdades universales, pero sí mala praxis, falta de reflexión y frecuentemente una glorificación injustificada de los antiguos métodos. Tanto los senseis primerizos como los más experimentados encontrarán en estas guías una ayuda para la mejora de la efectividad, intensidad y calidad de sus clases.
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