En 1974, menos de un año después de que sus habitantes abandonaran el lugar, el excavador Diane Glifford empezó a descubrir cuidadosamente un campamento asentado en la orilla del lago Turkana, en el norte de Kenya. Los homínidos eran seres humanos modernos, miembros de la tribu Dassanetch, un pueblo Cushitic pastoril, que habita la margen nordeste del lago Turkana y se extiende hasta Etiopía. La razón por la cual se estudia los modernos campamentos vivos radica en que este ejercicio ayuda a interpretar y comprender mejor las escasas pruebas que aparecen de los campamentos antiguos. Además, el lazo de unión entre el entonces y el ahora resulta particularmente pertinente por la notable similitud de escenario entre este campamento y un antiguo establecimiento situado a escasos kilómetros más al norte, a lo largo de la orilla. Allí, hace más de dos millones de años en la margen del lago, una pequeña banda de homínidos estableció una base temporal, lo mismo que el grupo Dassanetch. Los descubrimientos efectuados en ese yacimiento y los centenares de hallazgos realizados en campamentos vecinos a lo largo de la margen oriental del lago Turkana se combinan con los fósiles exhumados por los equipos de investigadores más al Norte, en Etiopía, y más al Sur, en Tanzania y ayudan a transformar nuestra visión del sendero recorrido por la evolución humana. Los fósiles que se van descubriendo en África proporcionan información para poder trazar un cuadro de la historia evolutiva de nuestros antecesores.
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