San Juan de Puerto Rico, otoño de 1520. Juan Ponce de León, conquistador y primer gobernador de la isla, proyecta su segundo viaje hacia Florida, por él descubierta y así bautizada siete años atrás. Oficialmente, su propósito es fundar la primera ciudad en ese territorio, del cual la Corona española le ha nombrado su Adelantado, con poderes que le convierten en el primer europeo que va a regir políticamente su destino. Pero, secretamente, y al mismo tiempo, planea también llegar esta vez hasta la Fuente de la Eterna Juventud, aprovechándose de los datos que ha ido recopilando tras sus conversaciones con diversos caciques indios en sus viajes por los archipiélagos del Caribe. Sin embargo, el objetivo que se propone una vez llegado hasta ella, y los motivos que le mueven, resultarán sorprendentes para cualquiera.
Ponce intuye que ése puede ser su último viaje. Y, entre otras decisiones consecuentes, ordena sus papeles privados con los cuales quisiera poder reconstruir el retablo de su vida, cuya última tabla habría de ser, precisamente, esa navegación a punto de iniciar. Según va haciéndolo, surge ante él su vida, en sus principales hitos, pero, entrelazada, también la historia de España (y de las Américas), captada en un período trascendental, incluso en sus facetas más íntimas y desconocidas, gracias a haber estado cerca de todos sus principales protagonistas, empezando por los Reyes Fernando e Isabel, desde que los escoltó como jovencísimo paje cuando contrajeron matrimonio a escondidas perseguidos dentro de la propia Castilla, algo que ellos nunca olvidaron y por lo que procuraron otorgarle siempre un trato muy especial, particularmente en los momentos más difíciles de su vida, personal y política.
Ponce intuye que ése puede ser su último viaje. Y, entre otras decisiones consecuentes, ordena sus papeles privados con los cuales quisiera poder reconstruir el retablo de su vida, cuya última tabla habría de ser, precisamente, esa navegación a punto de iniciar. Según va haciéndolo, surge ante él su vida, en sus principales hitos, pero, entrelazada, también la historia de España (y de las Américas), captada en un período trascendental, incluso en sus facetas más íntimas y desconocidas, gracias a haber estado cerca de todos sus principales protagonistas, empezando por los Reyes Fernando e Isabel, desde que los escoltó como jovencísimo paje cuando contrajeron matrimonio a escondidas perseguidos dentro de la propia Castilla, algo que ellos nunca olvidaron y por lo que procuraron otorgarle siempre un trato muy especial, particularmente en los momentos más difíciles de su vida, personal y política.