Acabo la serie de libros de poemas con Retazos, después de Avatares, Despertares y Cantos de amor y desamor. Cada uno de esos libros es una recopilación, casi temática, de un periodo adolescente, juvenil, que clasifiqué como Poesía Interior.
Después de la serie Poesía Interior escribí un libro de poemas titulado Pedazos del alma. No he dejado de escribir poesía porque creo que es la mejor forma, si se me permite la expresión, de decir mucho en poco, contar todo en nada, con pocas palabras, con casi nada. También es verdad que requiere más esfuerzo y atención que la narrativa para el lector, pero merece la pena adentrarse en los versos e intentar descifrar, e intentar sentir. La poesía se hace para el corazón más que para la mente, pero ambas están cuando se recita, cuando se escribe, pero sobre todas las palabras están construidas y vividas para el corazón.
Poéticamente hablando hay de todo, en este y en otros libros. Hay poemas buenos, malos, pésimos y maravillosos. Hay poemas sencillos, simples, ñoños; como en casi todo en la vida no se puede estar a la altura siempre, por más que se intente, pero hasta lo parco y seco, lo ñoño y simple, pueden encerrar una gran enseñanza y transmitir profundidad. Otros poemas son maravillosos, aunque parezca feo que yo lo diga, otros son sublimes. Como en botica, hay de todo.
Retazos es eso, pedazos que no encajaban del todo, a mi parecer, en los otros libros, aunque vistos con la distancia de los años tal vez me equivoqué en su clasificación. Pero como digo por ahí: equivocándome acerté.
Después de la serie Poesía Interior escribí un libro de poemas titulado Pedazos del alma. No he dejado de escribir poesía porque creo que es la mejor forma, si se me permite la expresión, de decir mucho en poco, contar todo en nada, con pocas palabras, con casi nada. También es verdad que requiere más esfuerzo y atención que la narrativa para el lector, pero merece la pena adentrarse en los versos e intentar descifrar, e intentar sentir. La poesía se hace para el corazón más que para la mente, pero ambas están cuando se recita, cuando se escribe, pero sobre todas las palabras están construidas y vividas para el corazón.
Poéticamente hablando hay de todo, en este y en otros libros. Hay poemas buenos, malos, pésimos y maravillosos. Hay poemas sencillos, simples, ñoños; como en casi todo en la vida no se puede estar a la altura siempre, por más que se intente, pero hasta lo parco y seco, lo ñoño y simple, pueden encerrar una gran enseñanza y transmitir profundidad. Otros poemas son maravillosos, aunque parezca feo que yo lo diga, otros son sublimes. Como en botica, hay de todo.
Retazos es eso, pedazos que no encajaban del todo, a mi parecer, en los otros libros, aunque vistos con la distancia de los años tal vez me equivoqué en su clasificación. Pero como digo por ahí: equivocándome acerté.