El de Ridley Scott es, en principio, un caso poco común en la historia del cine. Su filmografía (con 23 títulos, hasta el momento) cuenta con dos obras, "Alien, el octavo pasajero" (1979) y "Blade Runner" (1982), cuya fama, éxito y calidad artística han superado e, incluso, sobrepasado a su propio director.
Nos encontramos ante una carrera amplia y variada, con algunos altibajos y alguna que otra obra poco acertada, pero que, en líneas generales, nos presenta a uno de los directores más personales e interesantes del cine contemporáneo. Ya por sí sola esta dicotomía lo hace, a nuestro entender, un cineasta absolutamente relevante a la hora de adentrarnos en su cine con la intención de analizarlo en profundidad y darle forma a este estudio sobre su obra.
Nos encontramos ante una carrera amplia y variada, con algunos altibajos y alguna que otra obra poco acertada, pero que, en líneas generales, nos presenta a uno de los directores más personales e interesantes del cine contemporáneo. Ya por sí sola esta dicotomía lo hace, a nuestro entender, un cineasta absolutamente relevante a la hora de adentrarnos en su cine con la intención de analizarlo en profundidad y darle forma a este estudio sobre su obra.