En el año 451 d.C. Roma se encuentra hostigada por decenas de tribus bárbaras y amenazada por las huestes de Atila, el azote de Dios. El general romano Aecio, aliado con los visigodos y con otros foederati, se enfrenta al rey de los hunos en una inmensa llanura situada al Norte de la Galia. En aquellas tierras combaten dos formidables ejércitos, pero también dos formas de entender la civilización, la cultura y la religión: el mundo de la luz, encarnado por Roma, frente al mundo de las tinieblas y lo desconocido, el mundo de Atila.
Guiado por Salvio Adriano, un joven recluta procedente de Tarraco y protagonista involuntario en la transcendental batalla, el lector será testigo de la implacable decadencia que asola a un Imperio que agoniza, pero que se resiste a sucumbir ante las constantes acometidas bárbaras.
Salvio Adriano, acompañado por sus amigos Sextilio Arcadio y Lucio Calero, descubrirá el significado de la amistad, de la lealtad y del honor en una convulsa época impregnada con la infamia de la corrupción, la codicia y la traición. Entretanto, la irrupción de Lughdyr, un anciano druida y, sobre todo, de Alana, una enigmática y bella sueva, marcarán su destino, envolviendo su vida en un halo de magia y misterio.
Escrita de forma trepidante y atractiva, «Roma invicta est» nos conduce a los últimos años del Imperio Romano, describiendo con rigor los acontecimientos que favorecieron la invasión de Hispania por parte de los pueblos godos y, posteriormente, la caída de Roma.
Guiado por Salvio Adriano, un joven recluta procedente de Tarraco y protagonista involuntario en la transcendental batalla, el lector será testigo de la implacable decadencia que asola a un Imperio que agoniza, pero que se resiste a sucumbir ante las constantes acometidas bárbaras.
Salvio Adriano, acompañado por sus amigos Sextilio Arcadio y Lucio Calero, descubrirá el significado de la amistad, de la lealtad y del honor en una convulsa época impregnada con la infamia de la corrupción, la codicia y la traición. Entretanto, la irrupción de Lughdyr, un anciano druida y, sobre todo, de Alana, una enigmática y bella sueva, marcarán su destino, envolviendo su vida en un halo de magia y misterio.
Escrita de forma trepidante y atractiva, «Roma invicta est» nos conduce a los últimos años del Imperio Romano, describiendo con rigor los acontecimientos que favorecieron la invasión de Hispania por parte de los pueblos godos y, posteriormente, la caída de Roma.