Cuando Absalom Feinberg cumplió doce años fundó una agrupación para desalojar de su país al imperio otomano e inició una epopeya. Era un apasionado de las letras y de la naturaleza. Vivió aventuras en el desierto y en la París de la belle époque. Se entreveró en romances cruzados y allanó el avance del ejército libertador británico en la Primera Guerra Mundial.
Pocos jóvenes hicieron tanta historia.
Sus aventuras tejieron un enigma que continuó irresuelto hasta medio
siglo después de su misteriosa muerte. El narrador de esta novela, que
combina la tensión del mejor relato con el peso de la historia, es un
"detective histórico" que en 1967 se empecina en investigar la muerte de
Feinberg y las múltiples claves que dejó sembradas a su paso. Así, nos
asomamos a un mundo a la vez cercano y exótico, estudiado y desconocido,
de espionaje audaz y de crueles batallas, de pertinaz idealismo y de una
sensibilidad que exalta la condición humana.
Se unen en este libro el estilo de Marcos Aguinis y la erudición de
Gustavo Perednik. El resultado es una novela de suspenso y de acción
galopante, una historia que sólo se develará hacia el final, dejando al
lector atónito.
Pocos jóvenes hicieron tanta historia.
Sus aventuras tejieron un enigma que continuó irresuelto hasta medio
siglo después de su misteriosa muerte. El narrador de esta novela, que
combina la tensión del mejor relato con el peso de la historia, es un
"detective histórico" que en 1967 se empecina en investigar la muerte de
Feinberg y las múltiples claves que dejó sembradas a su paso. Así, nos
asomamos a un mundo a la vez cercano y exótico, estudiado y desconocido,
de espionaje audaz y de crueles batallas, de pertinaz idealismo y de una
sensibilidad que exalta la condición humana.
Se unen en este libro el estilo de Marcos Aguinis y la erudición de
Gustavo Perednik. El resultado es una novela de suspenso y de acción
galopante, una historia que sólo se develará hacia el final, dejando al
lector atónito.