G. K. Chesterton pertenece, junto a Graham Greene y Evelyn Waugh, a esa
exquisita tradición de escritores ingleses del siglo XX atravesados por
un hecho excepcional en sus vidas: una conmovedora conversión al
cristianismo en la adultez. Pero a diferencia de sus dos colegas,
atenazados por la culpa y las disquisiciones morales, Chesterton abrazó
su fe con absoluta alegría. Por eso no es casual que la primera figura
sobre la que quiso escribir tras su primera comunión, a los 48 años,
fuera San Francisco de Asís.
El escritor que decía haber nacido para iniciar "la aventura suprema"
llega al cristianismo después de haberse dedicado a comprender su
carácter único en la historia e indaga en la vida de il poverello
d#Assisi a partir de las encrucijadas que se le plantean al hombre
moderno. Enhebrando con fluidez, agudeza y sensibilidad la biografía, el
ensayo, los relatos y la historia, Chesterton pareciera proponerse
demostrar que la vida de un santo puede ser mucho más romántica que la
mejor de las novelas.
Publicado originalmente en 1923 y de asombrosa actualidad, en las
páginas de este libro uno de los más agudos defensores de la cristiandad
logra llegar al corazón del hombre que predicó el amor a la naturaleza,
intentó terminar con las cruzadas acercándose a los sarracenos, vivió de
sobras y refundó con su ejemplo la Iglesia de Cristo.
Lejos de dirigirse al lector complaciente, Chesterton escribe para el
hombre común, simpatizante pero escéptico. San Francisco de Asís es una
lectura estimulante para cualquiera que busque inspiración ante el
desafío de "caminar en la oscuridad con el corazón contento".
«La paz franciscana no es un sentimiento almibarado. Ese San Francisco
no existe. Y ni siquiera es una especie de armonía panteísta con las
energías del cosmos. La paz de San Francisco es la de Cristo y la
encuentra quien carga con su yugo, es decir, con su mandamiento: Ámense
los unos a los otros como yo los he amado.» El papa Francisco en Asís,
octubre de 2013
«Había en Chesterton una gran sabiduría. Los católicos lo exaltan, los
librepensadores lo niegan. Como todo escritor que profesa un credo,
Chesterton es juzgado, reprobado o aclamado por él.» Jorge Luis Borges
exquisita tradición de escritores ingleses del siglo XX atravesados por
un hecho excepcional en sus vidas: una conmovedora conversión al
cristianismo en la adultez. Pero a diferencia de sus dos colegas,
atenazados por la culpa y las disquisiciones morales, Chesterton abrazó
su fe con absoluta alegría. Por eso no es casual que la primera figura
sobre la que quiso escribir tras su primera comunión, a los 48 años,
fuera San Francisco de Asís.
El escritor que decía haber nacido para iniciar "la aventura suprema"
llega al cristianismo después de haberse dedicado a comprender su
carácter único en la historia e indaga en la vida de il poverello
d#Assisi a partir de las encrucijadas que se le plantean al hombre
moderno. Enhebrando con fluidez, agudeza y sensibilidad la biografía, el
ensayo, los relatos y la historia, Chesterton pareciera proponerse
demostrar que la vida de un santo puede ser mucho más romántica que la
mejor de las novelas.
Publicado originalmente en 1923 y de asombrosa actualidad, en las
páginas de este libro uno de los más agudos defensores de la cristiandad
logra llegar al corazón del hombre que predicó el amor a la naturaleza,
intentó terminar con las cruzadas acercándose a los sarracenos, vivió de
sobras y refundó con su ejemplo la Iglesia de Cristo.
Lejos de dirigirse al lector complaciente, Chesterton escribe para el
hombre común, simpatizante pero escéptico. San Francisco de Asís es una
lectura estimulante para cualquiera que busque inspiración ante el
desafío de "caminar en la oscuridad con el corazón contento".
«La paz franciscana no es un sentimiento almibarado. Ese San Francisco
no existe. Y ni siquiera es una especie de armonía panteísta con las
energías del cosmos. La paz de San Francisco es la de Cristo y la
encuentra quien carga con su yugo, es decir, con su mandamiento: Ámense
los unos a los otros como yo los he amado.» El papa Francisco en Asís,
octubre de 2013
«Había en Chesterton una gran sabiduría. Los católicos lo exaltan, los
librepensadores lo niegan. Como todo escritor que profesa un credo,
Chesterton es juzgado, reprobado o aclamado por él.» Jorge Luis Borges