Sasha Balanzat siempre tuvo un don muy especial y también una cruz que ha sabido llevar con dignidad durante mucho tiempo. Sin embargo, lo que todavía acarrea y le sigue doliendo, es saber que, a pesar de que continúa en sus Pitiusas viviendo de su música, sigue sola y sin el chico del que siempre estuvo enamorada. Lian ha regresado a las islas que una vez dejó atrás, decidido a demostrar que el hijo pródigo ha vuelto victorioso, que ha cumplido con todos sus objetivos que una vez se fijó. Pero no todo es oro lo que reluce en su vida, y Sasha Balanzat se encarga de recordárselo cada vez que sus ojos se cruzan. Lo que ninguno de los dos sabe es que la Eivissa, como el destino, es caprichosa, y que une inesperadamente a las almas afines, a pesar del orgullo y del rencor.
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