Sangre judía ofrece las claves para entender el antijudaísmo que ha impregnado la historia política y social española. Su autor, Pere Bonnín, descendiente como muchos intelectuales –aunque no lo sepan– de judíos conversos, explica en este libro singular en qué consiste la práctica del judaísmo para, luego, repasar la historia del antisemitismo cristiano desde los evangelios hasta la actualidad, en que tanto el Vaticano como la Monarquía española, que fue el brazo armado de la Iglesia católica, se han reconciliado con el judaísmo.
El autor pertenece a una familia profundamente católica, que en mallorca lleva el apelativo de chueta (descendiente de judíos conversos condenados por la Inquisición). La discriminación sufrida por los chuetas durante el nacional-catolicismo le permite contar la historia deesde una perspectiva de quienes fueron perseguidos por mantener incólume su fe.
Los judíos son, sin duda, la identidad colectiva más antigua de los territorios hispánicos, ya que el cristianismo se propagó a través de las sinagogas y los musulmanes llegaron muchos siglos más tarde, en parte, de mano de los judíos. Sin embargo, la historiografía oficial cristiana los presenta como extranjeros, que sólo mediante su conversión al cristianismo adquieren el derecho de ciudadanía, puesto constantemente en entredicho ante su presunta práctica secreta de la religión judaica. En la España reaccionaria, "judío" era sinónimo de "enemigo del Estado". La Constitución de 1978 terminó con la discriminación por causas religiosas.
Sangre judía quiere mover a la reflexión y contribuir con ello a superar el odio que una falsa interpretación de la doctrina del rabino Jesús de Nazaret ha instigado durante dos mil años contra un colectivo cuyo único delito ha sido mantener viva la religión que practicó y enseñó Jesucristo y por la cual murió ejecutado por los representantes del Imperio Romano.
El autor incluye al final del libro más de tres mil apellidos suspectos de ascendencia judía, sacados de los censos de las juderías y de las listas de condenados por la Inquisición. Algunos redomados antisemitas de hoy se sorprenderán de ver que pueden ser descendientes de judíos conversos.
El autor pertenece a una familia profundamente católica, que en mallorca lleva el apelativo de chueta (descendiente de judíos conversos condenados por la Inquisición). La discriminación sufrida por los chuetas durante el nacional-catolicismo le permite contar la historia deesde una perspectiva de quienes fueron perseguidos por mantener incólume su fe.
Los judíos son, sin duda, la identidad colectiva más antigua de los territorios hispánicos, ya que el cristianismo se propagó a través de las sinagogas y los musulmanes llegaron muchos siglos más tarde, en parte, de mano de los judíos. Sin embargo, la historiografía oficial cristiana los presenta como extranjeros, que sólo mediante su conversión al cristianismo adquieren el derecho de ciudadanía, puesto constantemente en entredicho ante su presunta práctica secreta de la religión judaica. En la España reaccionaria, "judío" era sinónimo de "enemigo del Estado". La Constitución de 1978 terminó con la discriminación por causas religiosas.
Sangre judía quiere mover a la reflexión y contribuir con ello a superar el odio que una falsa interpretación de la doctrina del rabino Jesús de Nazaret ha instigado durante dos mil años contra un colectivo cuyo único delito ha sido mantener viva la religión que practicó y enseñó Jesucristo y por la cual murió ejecutado por los representantes del Imperio Romano.
El autor incluye al final del libro más de tres mil apellidos suspectos de ascendencia judía, sacados de los censos de las juderías y de las listas de condenados por la Inquisición. Algunos redomados antisemitas de hoy se sorprenderán de ver que pueden ser descendientes de judíos conversos.