Es difícil nombrar al país sin recibir una punzada. Insistir en decir su nombre es incluso riesgoso, heroico. Pero Leonardo Padrón no claudica. Lo piensa, lo siente, lo dice. Es un ejercicio diario que lo toma por sorpresa en la actividad más común u ordinaria. De allí nace este libro, una partitura con la música de nuestros últimos tiempos: 44 postales, 44 miradas al país de los convulsos años que van del 2013 al 2015. Un mapa de calles y túneles que atraviesan espacios sentimentales, un recorrido de vértigo por un país de lugares que se nos han hecho comunes: la inseguridad, el desaliento, el enfrentamiento, el cansancio, la escasez, pero también -lo dice el autor- la esperanza, los jóvenes, la posibilidad, la sensatez.
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